miércoles, 14 de diciembre de 2011
Capítulo 36: "Alemania" [Parte 1]
El helado se derretía en manos de Pía mientras se concentraba en la conversación con su ídolo. Ahí estaba él, con los ojos delineados, el pelo bajo una gorra y hablando tan rápidamente que de no ser porque Pía no le quitaba atención, no habría entendido nada.
-Y así fue nuestro primer concierto- finalizó él con una sonrisa que deslumbró a su amiga- creo que nunca lo podré olvidar.
-De seguro que no- respondió ella sonriente- algo así no se olvida aunque pasen mil años.
-Exacto- Bill miró la mano de su amiga y comenzó a reír- Pía, tu helado...
La chica siguió la mirada de su amigo y pudo percatarse del problema. Antes de siquiera reaccionar ya estaba completamente colorada.
-¡Ay Bill! Soy una boba- exclamó con voz trémula y confundida al ver tal desastre en su helado y mano, no sabía por donde empezar.
-No te preocupes- Bill la miró con ternura y una idea cruzó por su mente- yo te ayudo.
Pía intentó objetar pero él le arrebató el helado de las manos antes de que pudiera decir nada y comenzó a pasar su lengua suavemente por todo el contorno del cono. Ella no supo que hacer.
Ante su mirada no estaba aquél amigo que tanto añoraba, estaba sino, el más claro reflejo de un arcángel caído. Ese arcángel que la miraba como un niño travieso mientras continuaba con su tarea, mientras ella se perdía en la imagen del helado derretido contra su lengua y pircing.
Bill se percató de la mirada confundida y perturbada de su amiga y detuvo su labor ante un nuevo y absurdo temor.
-¿Te da asco que saque así tu helado?- preguntó confuso ante la probabilidad de que su amiga fuese de las personas que no pueden ni siquiera mirar la saliva ajena.
-Claro que no- afirmó ella luego de un tanto que tardó en volver a la realidad- no hay problema.
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Hola, soy yo, Estefanía Molina, quien les escribe.
Me odio por esto, de verdad... pero no tengo opción, no doy más...
Les cuento: como mencioné en el capítulo anterior, tengo una tendinitis horrible y mi brazo derecho no da más. Para las que no saben, la tendinitis es la inflamación de los tendones por una repetición excesiva de un movimiento, en mi caso, por el teclado del notebook.
Soy una irresponsable porque no me cuidé antes [tengo esto del año pasado] y ahora no soporto el dolor al escribir...
Quiero, o debo, reposar unas semanas... dos o tres, porque en verdad no quiero pasar mis vacaciones de verano sin hacer nada... tenía tantas cosas en mentes... terminar esta historia, comenzar otra, continuar con un libro que estoy escribiendo, aprender a tocar teclado... pero con la mano mala no puedo hacer nada de eso, y eso me frustra ._.
Creo que es algo cruel dejar el capítulo hasta donde lo dejé... pero eso lo hice hace 2 días y me detuve cuando no pude más... ahora realmente no puedo [y esto lo escribo con la izquierda]
LO PEOR ES QUE YA ESTABA TERMINANDO LA FIC, TENGO TODO, TOOOOOODO EN MENTE! D:
Bueno, así es la vida... prometo que en cuanto me sienta bien, sigo :D Es lo que más quiero!
Espero que me comprendan... de verdad no quería hacer esto :/ Me siento irresponsable por todo D: Soy super idiota :c
Gracias por todo y porque sé que de verdad comprenderán, ustedes son geniales :]
Las quiero mucho, no sé por qué, quizás porque me alegran siempre c:
Si es que no subo nada antes, Feliz Navidad y próspero año nuevo :D
Pretendo volver a escribir unos días antes de mi cumpleaños [el 10 de enero] no falta mucho :] Tendré 16 muahaha xD
Bueno, eso :]
Un beso para todaaaaaaaaaaas <3
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Capítulo 35: "No más"
-¿Pasa algo?- interrogó Tom al ver mi reacción.
-No, nada- respondí de inmediato, fulminando con la mirada a su hermano.
-Ok... bueno, no importa...- dijo intentando seguir la rutina normal- tengo que ir a comprar más comida porque no contaba con Bill entre nuestros planes- añadió golpeando suavemente a su hermano en un brazo.
-No es necesario, insisto en que me debería ir- se defendió de inmediato el menor.
-Ya he dicho, te quedarás... vuelvo en un rato- ordenó mientras me daba un beso de despedida- no te llevo porque aún no te levantas y tengo mucha hambre linda- soltó en mi oído.
Me quedé parada, mirando como se alejaba, sin prestar atención a nada más. Quizás estaba el televisor prendido, tal vez Bill me estaba mirando sin que lo notara o simplemente se acababa el mundo a mi alrededor y yo no lo notaba. No. Estaba intentando con todas mis fuerzas, rogando que Tom no se alejara pero era imposible, ya estaba emprendiendo rumbo en el auto. No quería enfrentarme con lo que me rodeaba.
Giré rápidamente y comencé a caminar con dirección a la habitación en la que había pasado la noche, intentando por todos los medios que Bill no me siguiera, mas no conseguí nada, no habían pasado más de 3 segundos antes de que tomara mi brazo con algo de fuerza.
-¿Quieres hablar de algo?- pregunté bruscamente mientras me giraba a mirarlo... y ahí quedó mi rudeza... no pude hacer nada, no pude reprocharle nada al ver su rostro destruido por el dolor.
-De ti... de mí...- pensé que agregaría un "nosotros" pero realmente eso no existía y él lo notó.
-De eso ya no hay más que hablar Bill...- comencé con cierta dificultad- pensé que había quedado todo claro, ¿qué más quieres hablar? Solo te dañas.
-No es tan fácil como lo pintas- susurró molesto- quizás para ti si, pero para ti... porque tú tienes a otro a quien amar- me dolía verlo así... pero más me dolían sus palabras porque destilaban un odio tan intenso que casi me carcomía- pero yo, yo no tengo a nadie (tu nombre), ¿y tú piensas que dejándome lo arreglarás todo?- rió con verdadera rabia- te has equivocado.
Lo miré fijamente por un par de segundos. No podía creer que él me estuviese hablando así, él no era ese tipo de personas, no odiaba y... yo lo había convertido en eso, en ese ser tan lleno de amargura.
-Lo siento Bill- lo abracé por la cintura para ocultar la vergüenza y pena que me atormentaba en ese momento- lo siento mucho, yo no quise hacer todo eso.
-No, pero lo hiciste- respondió a mi abrazo con algo de lentitud- de no ser porque te amo, te hubiese enviado hace tiempo a la mismísima mierda- no sabía si eso era broma o de verdad pues lo dijo con la voz risueña- pero en fin, también es mi culpa.
Apreté el abrazo intentando traspasarle por ese medio mi arrepentimiento, hasta que Bill se quejó.
-No creo tener tanta fuerza como para que te quejes.
-No me quejo por eso- dijo algo apenado- pero los abrazos no ayudan en estos casos... yo... no, esto no es bueno- finalizó alejándose de mi lado.
-¿Dejamos todo hasta aquí?- ofrecí mi mano para cerrar el pacto- No más cariños, no más búsquedas, no más nada, ¿ok?
Quedé con la mano estirada por un buen rato mientras veía la disputa que se reflejaba en el rostro de Bill. Sentimientos encontrados, indecisión, pero al final se dejó llevar y me tomó la mano. Ese sería el fin de todo.
-Gracias por esto- susurré cuando al fin me soltó- y por todo lo que pasamos, pero lo mejor ahora es sobrellevar esto.
-Si, lo entiendo- dijo con una mirada melancólica- ahora... creo que de verdad me iré a casa, no tengo nada que hacer aquí.
-¿Y Tom?
-Él no está, solo dile que te estabas cambiando y cuando bajaste yo ya me había ido- iba a replicar algo en contra de su decisión pero no me dejó- por favor...- suplicó casi a punto de arrodillarse.
-Ok- me rendí- pero vete luego antes de que cambie de opinión.
No alcanzó a más que darme un beso en la mejilla y salió corriendo de la sala. Al fin pude respirar en paz.
Subí las escaleras con el corazón ya tranquilo y me di una ducha larga. Por fin tenía serenidad, esa era la conversación que deberíamos haber tenido hace mucho tiempo atrás pero... la lujuria nos sobrepasaba, creo.
-¿Dónde se ha metido mi hermanito?
No oí llegar a Tom pero claramente era él quien hablaba desde el otro lado de la mampara de la ducha.
-¿No está?- pregunté intentando parecer inocente.
-No, al parecer no- pude notar una risa pícara en su voz- así que...
Me reí internamente mientras oía el sonido de ropa al caer al otro lado de esa delgada muralla que nos separaba.
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Ya había llamado dos veces antes y no lo volvería a hacer. Se lo había auto-prometido y sería una traición hacia ella misma si se permitía volver a marcar ese número.
Había pasado la tarde entera divagando en los recuerdos de su mente, buscando pruebas, momentos, hechos que afirmaran que de verdad sentía aquello que quería confesar y si, si lo sentía.
Pía era muy orgullosa y rara vez admitía que sentía algo por alguien pero en este caso, ese alguien era el dueño de sus sueños, el que la había hecho suspirar tantas veces, su amor platónico que ahora podía conocer en persona, aquél con quien tantas veces soñó hablar y ahora lo tenía incluso en el celular.
Pero no todo era tan fácil como ella lo tenía previsto. No contaba con que su amor tuviese enamorada. Nunca se imaginó que luego de conocerlo sería tan difícil llegar a su corazón, no, nunca lo predijo.
-No lo llames- se repitió pero inconscientemente apretó el botón de rediscado en su celular y solo unos segundos después, cuando oyó el sonido del marcador, percibió lo que había hecho e intentó colgar pero le fue imposible, una voz inconfundible atendió el teléfono.
-¿Diga?- preguntaron desde el otro lado pero ella se quedó en silencio.
¿Qué decir en ese momento? "Hola Bill, te he llamado toda la tarde, al fin contestas..." meditó por unos segundos esa opción pero la terminó eliminando por sonar demasiado ansiosa.
-¿Diga?- repitió desde el otro lado y hasta le dolió el corazón de tan agitado que estaba. Temió incluso que él pudiese escucharlo por el teléfono.
-Hola Bill- soltó aferrándose al pequeño discurso que había preparado- te he... no, no... eh..- vaciló nerviosa por no saber como continuar- ¿quieres salir a tomar helados?
-¿Helado?- repitió él sin comprender el hilo de tan corta conversación- Claro... yo paso por ti en media hora más.
-Bueno, adiós.
Pía colgó el teléfono antes de perder la calma. Aún no podía creer lo que había hecho y estaba a punto de marcarle de nuevo para cancelar todo pues no podía estar tranquila, seguramente hablaría idioteces y Bill terminaría asustado.
-Soy una idiota- se repitió mil veces, hasta que recordó un detalle importante- un momento... ¡media hora! ¡Dios, debo arreglarme!
Decidió no dar más vueltas a la estupidez, que según su criterio había cometido, y se arregló lo más rápido que pudo. Sombra de ojos, alisador de pelo, delineador, polvos y más, muchas más cosas, revolotearon por su rostro.
Pasada la media hora estaba lista y pudo oír el ruido del motor fuera de su casa. Era el momento.
Abrió la puerta, no sin antes darse una última mirada al espejo, y deslumbró a su amigo con una brillante sonrisa que él correspondió.
-¿Vamos?- ofreció él dejando de lado cualquier formalismo.
-Adelante- lo animó ella y salieron de la casa dejando atrás cualquier problema de ambos. Esa tarde sería solo de ellos.
Bill no se sentía muy cómo con salir en ese momento pero no quería hacerle un desaire a su amiga, que con tanto afecto lo recibía siempre.
Habían comenzado a hablarse más desde que se fueron de gira, pasaban horas al teléfono hablando de cosas sin sentido o por computador. Se conocían tanto, pero de tan extraña manera, que se les hacía más fácil hablar por otros medios que en persona, por lo mismo Pía no se sentía segura de nada.
-¿Todo bien?- preguntó ella mientras Bill conducía hacia el centro de la ciudad, en silencio.
-Algo así- respondió el mirándola fugazmente.
-No lo parece pero...- fue bajando la voz hasta que se hizo inaudible el final de la frase.
-¿Pero?
-No me incumbe- dijo ella alzando un poco más la voz- son tus cosas Bill.
-Gracias- su agradecimiento fue de corazón porque ella lo entendía, y sin pedir más información, lo acompañaba.
-¿Dónde vamos a tomar un helado?
-Tú invitaste, tú sabes...
-A "Paradise"- indicó ella rápidamente- tienen los mejores helados... ¡Y los de chocolate son exquisitos!
Bill sonrió con ternura. Aquella chica que se veía a veces tan superficial o frívola por el solo hecho de interesarse en la moda, era más infantil que nadie y tan inocente que más de una vez lo confundió.
-Yo pago- se apresuró él a decir apenas les entregaron su pedido. Pía estaba por protestar pero él se adelantó nuevamente- por agradecimiento.
-¿Y de qué?- ella se oía molesta ya que odiaba ser tratada como a alguien débil.
-No lo sé, simplemente porque me sonríes.
Pía se sonrojó completamente y quedó en silencio mientras sonreía levemente. Aquella tarde estaba siendo mejor de lo que esperaba.
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Hola :]
Tardé más de lo que tenía en mente... realmente se me fue el internet ayer :c
Oh... ¿Alguien sabe una cura mágica contra la tendinitis? Me duele un montón la muñeca [Ok, en realidad me duelen las dos pero eso solo ustedes lo saben :c] jaja
Espero les guste el capítulo y lo siento si las tengo tan indecisas siempre, pero la idea es esa... para que sigan leyendo muahaha >:]
Las adoro Aliens c:
Gracias pooooooooooooor todo :]
lunes, 28 de noviembre de 2011
Capítulo 34: "Tres cabezas bajo un mismo techo"
Bill volvió a preguntarse por milésima vez qué tenía aquella chica que no la podía olvidar, y por milésima vez llegó a la misma conclusión.
-¡Maldita sea!- exclamó hacia la nada- no lo sé, no lo sé.
Se levantó de la cama luego de mirar el reloj y comprobar que ya era pasado el medio día.
Había que comenzar desde cero y él conocía como.
Pasó como un fantasma por el lado de su madre que se quejaba de que nadie la ayudaba y deposito un beso en su mejilla en señal de despedida. No volvería tan pronto.
Montó su auto con el eco de la voz de su madre en la mente, ¿sabes dónde se metió tu hermano?, pero no respondió. En ese momento no le interesaba.
Los árboles rodeaban todo cuanto veía pasada la carretera. Eso necesitaba, naturaleza en su más pura expresión.
Cuando era niño vivía con su familia en Leipzing y muy a menudo iban a visitar la casa de sus abuelos, al campo.
Ya pasados unos años, sus abuelos se marcharon a la ciudad y la casa fue heredada a él y Tom. No era tan grande el terreno pero esas hectáreas, con la antigua casa, guardaban todos los recuerdos de su infancia... Esas hectáreas de aire limpio eran justo lo que necesitaba.
Aceleró con más fuerza, ansioso de poder llegar pronto a su objetivo y olvidar el maldito mundo con sus problemas. Ya estaba cabreado.
Comenzó a tararear una nueva canción que tenía en mente. Pensaba en escribirla al llegar al lugar y eso lo ponía más ansioso aún. Acabó cantando a todo pulmón a causa del relajo paulatino que lo iba inundando al ir reconociendo los caminos tantas veces ya recorridos.
Se estacionó en la parte más cercana a la casa, dejando la tarea de meter el automóvil a la cochera más tarde, y salió corriendo del auto. En pocos segundos ya estaba en el piso.
-Y Tom decía que cuidar este pasto no tenía sentido- dijo entre risas mientras se regocijaba en lo más profundo de aquella hiedra- Vaya que si lo tenía.
Ese era su pequeño mundo alejado de todo problema, un paraíso. Había acudido a él desde que tuvo las llaves de la casa, y el permiso de conducir, y cada vez que abandonaba ese lugar se sentía con el alma nuevamente compuesta.
Entre esos pastos se había resguardado del acoso periodístico, los problemas con su familia e incluso había combatido los ataques de falta de inspiración que lo aturdían en medio de cada disco.
Miró el cielo cubierto de nubes esponjosas y recordó la canción que surgía a su mente instantes atrás, no la olvidaría.
Se puso de pie y emprendió rumbo al interior de la casa sin apuros. Era dueño del tiempo en aquel lugar.
Apenas abrió la puerta notó que algo extraño pasaba, el seguro no estaba echado.
Entró con cautela al temer que alguien hubiese saqueado su pequeño paraíso, pero no, ahí seguía todo casi de la misma manera que él lo dejó la última vez que visitó el lugar.
Sintió el ruido de un televisor, proveniente del piso superior, y decidió ir a dar un vistazo, más impulsado por la curiosidad que por valentía.
Subió con una mezcla de miedo y ansia, y recorrió el pasillo hasta llegar a la pieza que emitía el sonido, la de Tom.
¿Podría Tom estar en este lugar? se preguntó mentalmente y asomó la cabeza por la puerta entreabierta.
Sobre la cama de aquella habitación yacían Tom y la mujer con que él había fantaseado la noche anterior, cubiertos solo por una sábana. No quiso adivinar que habían hecho, y sin embargo no pudo quitar la vista de la figura de aquella mujer que le había robado el pensamiento. Ahí estaba, frente a sus ojos estaban esas formas que él había adivinado con solo tocarla. Casi podía sentir el calor de su cuerpo.
Con el corazón a mil, inquieto por la visión tan cercana de aquel cuerpo, se retiró intentando alejar de su mente todos los recuerdos que acudían como películas... nublando su vista. No debían notar que estaba ahí.
Dio un par de pasos tambaleantes hacia atrás hasta que chocó con algo y un ruido sordo cortó el silencio del lugar. Se había dado a conocer.
-Oh mierda- exclamó con la voz ahogada y la vista aún nublada por aquellas imágenes de su mente, los miles de cálculos que realizaba inconscientemente intentando casi palpar aquel cuerpo,a la vista tan suave, e intentando mantener el equilibrio ya que casi cae por las escaleras al chocar con el mueble.
No sacaba nada con correr porque ya podía sentir el ruido de la cama, oía que alguien se estaba levantando.
Tom había despertado temprano pero mantenía los ojos cerrados intentando olvidar todos aquellos recuerdos que lo atormentaban, las miles de relaciones sin sentimientos que había tenido antes de encontrar a esa chica; intentando evocar los recuerdos de sus momentos juntos más hermosos. Como lo reconfortaba estar a su lado, tenerla ahí, en sus brazos, durmiendo plácidamente mientras él se perdía con su imaginación en cada una de las curvas de su cuerpo.
El ruido de aquel objeto al caer lo sobresaltó, ¿quién podía estar irrumpiendo su pequeño refugio del mundo?
Se levantó rápidamente, solo impulsado por el deseo de proteger a su amada, y, con solo unos calzoncillos calzados, se dispuso a buscar al causante de el ruido. Ella no había despertado.
Salió de la habitación y se encontró con algo que no había imaginado. Toda imagen de un asesino o algún ladrón se esfumó al ver a su hermano, a su amado hermano, sentado en el suelo, turbado.
-¿Bill?- preguntó confundido- ¿qué haces aquí, así?
El recién nombrado se quedó mirándolo apenado, incapaz de mantener la mirada fija por más de un par de segundos... lo había traicionado y mentalmente seguía deseando a la novia de su hermano.
-Bill- insistió el mayor de los gemelos.
-Solo quería un fin de semana solo...- comentó bajando la cabeza- lejos de todo y todos...- su voz estaba a punto de quebrarse- pero... no importa- frente a él no le importaba llorar realmente, era su gemelo, él lo entendía incluso sin saber el motivo de las lágrimas- estás tu, eso no me molesta.
Tom se puso en cuclillas a su lado, como cuando eran más pequeños, y lo abrazó intentando con ello proteger a su hermano del mundo que lo dañaba, él no merecía que nadie lo dañase.
El más pequeño del par se sentía horrible pero no intentó alejarse, necesitaba la calidez de alguien. Cerró los ojos y se trasladó a los años en que nada le preocupaba y solo se refugiaba en brazos de su hermano si alguien lo molestaba en el colegio.
-¿Quieres llorar?- preguntó con la voz ronca, no soportaba ver a su hermano mal.
-No- respondió de inmediato, Bill, con la voz casi quebrada- o bueno... quizás si...
Se apretó con fuerza hacia su hermano y lloró como no lo había hecho hacia tiempo, en compañía porque solo la noche anterior se había descargado contra la nada.
-Perdón por todo lo malo que he hecho- soltó contra su hombro mientras Tom intentaba conectarse con su mente como tantas veces lo había hecho antes- soy un asco de persona.
No dijo nada, sabía que ninguna de sus palabras cambiarían la auto-definición que en ese momento tenía. Eso sería trabajo de más adelante, solo se quedó abrazándolo, intentando transmitir su paz propia hacia ese joven más frágil de lo que su carrera exigía.
-Hermano- el mayor se hizo oír nuevamente- sabes que yo te perdonaría todo... y no has hecho nada malo, nadie en verdad hace nada malo, solo hacemos cosas y de vez en cuando pasamos a llevar a otras personas... pero sé que si tu hicieras algo que me pudiese dañar, no lo harías con esa intención.
Esas fueron quizás las palabras más sabias y serias que había dicho el mayor de los Kaulitz y fueron las que guiaron a su hermano en la próxima decisión, inconscientemente lo había ayudado.
El llanto fue cesando gradualmente, mientras pasaba el tiempo, y ya se había transformado en un hilo de sollozos solamente.
-¿Me quieres contar?- preguntó Tom ansioso.
-Por ahora, no- respondió Bill intentando mostrar la voz decidida y se soltó del agarre de su hermano- ahora... creo que mejor me voy, estabas ocupado...
-No te vayas- se apresuró a decir- a (tu nombre) no le molestará que estés acá y a mi tampoco... así quizás te despejes.
-No, en serio creo que es mejor que me vaya- se levantó para emprender su marcha pero el brazo de su hermano lo volvió a agarrar.
-No te irás, te he dicho- dijo medio serio, medio en broma, Tom.
El menor se resignó y prefirió no hacer más esfuerzo, mentalmente estaba agotado.
-Voy a dormir- indicó y salió rápidamente a su habitación.
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Narra (tu nombre).
Desperté sola en la habitación, acompañada solo por el ruido de la televisión y el perfume de Tom que seguía adherido a la cama, a mi cuerpo... en fin, a todo lo que me rodeaba. ¿Dónde se habría metido?
Bajé tan solo con una bata puesta y busqué con la mirada a mi novio. El lugar me parecía totalmente acogedor.
Las cortinas que adornaban la sala principal eran de un tono azul turquesa, completamente contrastado con las paredes blancas pero que se tornaban armónicas al lado de los sillones de otra tonalidad azul. Se notaba el gusto de Tom en la decoración, aunque seguramente lo habían ayudado.
-¿Admirando el paisaje?- sentí una voz a mi espalda que no podría confundir.
-Algo así- respondí con la respiración entrecortada por la caricia de sus manos en mi cintura- linda decoración.
-Gracias- respondió de inmediato- Bill me ayudó un poco...- pude sentir como vaciló antes de seguir hablando- Te quería decir algo.
-Habla- dije nerviosa ante el tono que había adquirido su voz.
-Eh... pues que mientras dormías ha llegado una visita acá- se oía algo nervioso- pero nada del otro mundo, no te preocupes.
Imaginé un montón de situaciones: había llegado una ex novia de la infancia, su madre nos había venido a visitar, la cabaña estaba alquilada, etc... un sin fin de cosas así que decidí preguntar.
-¿Estaba alquilada la cabaña?- pregunté evocando la pregunta más cuerda que se me ocurrió.
-¿Cabaña?- preguntó entre risas- no, realmente esto no es una cabaña... es una casa de Bill y mía que nuestros abuelos nos heredaron hace varios años.
-Ah...- respondí algo avergonzada- pues entonces no tengo ni la más mínima idea.
Tom se disponía a decir algo pero el sonido de un vaso al caer lo interrumpió, la visita había aparecido.
-¿Qué rayos...- murmuré antes de dar la vuelta y me quedé plasmada.
Ante mis ojos estaba la sombra de la cual estaba intentando cubrirme con esta fuga de enamorados. Ahí estaba, pasmado frente a mí, recorriendo mi silueta una y otra vez y aún con la mano media alzada, Bill.
-Lo siento- susurró avergonzado- yo... eh... Hola- se acercó con pasos lentos y algo torpes.
Iba a poner mi rostro para un saludo solamente cordial pero se anticipó y haciéndolo parecer normal, depositó una de sus manos en mi cintura y luego siguió con el ritual de saludo común y corriente. No puedo negar que en ese instante me recorrió una corriente eléctrica mientras él depositaba una leve caricia, casi imperceptible, en mi cuerpo.
¿Qué diantres estaba haciendo? ¿Y si Tom lo notaba? Me aparté con algo de brusquedad y giré rápidamente para abrazar a Tom, no podía aguantar que cosas así siguieran sucediendo... lo habíamos acordado o eso pensaba.
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¿Tardé mucho, cierto? Nunca había tardado más de una semana pero es que eran las últimas pruebas [porque la próxima semana salgo de vacaciones] y no tenía tiempo ni siquiera para respirar... pues bien, ahora lo tengo!
Espero volver a subir mañana o en un par de días más para ponerme al día y ojalá terminar la historia antes del próximo año... para dedicarme en las vacaciones a la siguiente :D [creo que escribiré otra]
Gracias por esperar y por seguir leyendo esto desde hace taaaaaaaaaanto tiempo...
Las adoro <3
domingo, 27 de noviembre de 2011
Capítulo 33: Re-ordenando el corazón
Ahí estaban, entre los árboles del bosque, aquellos dos desconocidos besándose, y entre caricias y suspiros, reconociéndose.
No había culpa ni morbo en sus caricias, era solamente disfrutar de lo que el otro entregaba. No habían ojos para apreciar las expresiones del compañero ni para admirar el cuerpo de éste.
Como si una mutua promesa nunca acordada los detuviera, no llegaron más allá de lo que su mudo acuerdo permitía y se besaron con pasión limitada.
¿Qué pasaba por sus mentes cuando sus ojos no podían ver? Por la de ella solo pasaba un nombre, uno pequeño y cargado de sentimientos, Tom; por la mente de Bill se cruzaban montones de imágenes y se debatían miles de sentimientos, aunque de vez en cuando perdía el hilo de todo, intentando concentrarse para no sobrepasar el límite, y acababa perdido en el primer muelle en donde había dejado de sus pensamientos.
Él no recordaba el preciso instante en que había dejado de lado la lealtad hacia su gemelo para caer en el amor de aquella chica que no le pertenecía.
Quizás en aquella primer instancia, en el hotel, cuando entró a la pieza de su hermano y se molestó porque una chica tan tierna e inocente como ella, había caído en las redes de su hermano. Tal vez si no la hubiese seguido esa misma noche en el hotel, ascensores arriba, mientras ella escapaba del lío en que Tom la había metido.
Lo más probable es que si hubiese evitado todas esas situaciones de todos modos hubiese llegado a ella porque así debía ser solamente, no dependía de ellos.
-Te amo- susurró, en un momento indeterminado de la noche, Bill- y no sabes cuanto daría porque fuese igual... pero sé que no se puede- agregó riendo con melancolía- y que en verdad esta será la última noche... pero espero que, a pesar de todo, nunca olvides todo esto que ha pasado.
La voz de aquel joven la sobresaltó. Estaba tan perdida en sus cavilaciones que, aunque aquella voz era arrulladora, la dejó congelada unos segundos. Él estaba equivocado.
-Nunca podría olvidar esto- agregó ella con el alma adolorida por causar tanto mal- Te mereces el amor de alguien muy bueno, Bill, y esa no soy yo. Espero que sepas abrir los ojos a tu alrededor, tienes un montón de chicas a tus pies y no es necesario mirar tan lejos para encontrar una que te ame de verdad.
Pero para Bill aquellas palabras no tenían significado, cada vez que él miraba a su alrededor la veía a ella. En los rasgos de otras solo podía ver la belleza de esa chica que lo había hecho olvidar todos sus principios, aquella que lo había hecho perder la seguridad de todo lo que hacía, que había cambiado definitivamente el rumbo de su vida. ¿Cómo olvidar un amor teniendo que convivir con éste siempre?
-Te amo, te amo- repetía él en su mente mientras sus ojos se iban anegando de lágrimas tras esa venda, algo que ella nunca vería. Le era difícil dejarla ir y más aún sabiendo que esa sería la última noche.
Ella sintió el calor naciente de su rostro y la humedad de sus ojos pero no hizo comentario, solo se acunó en los brazos de su amante intentando ignorar los propios sollozos que salían de su pecho.
No había camino para aquella extraña relación, la vida la había dejado de lado y no había espacio en el libro de amores para ellos. Simplemente no estaban destinados.
-Gracias por todo- dijo ella en un suspiro de despedida, intentando soltarse del abrazo pero él no se lo permitió.
Las lágrimas aún anidaban en su rostro y su alma, y solo una persona podía calmarlas, esa que se iba.
-No te vayas aún- rogó con la voz quebrada- es la última vez, solo quédate un poco...
Ella se recostó sobre el cuerpo de él y posó su rostro en el pecho de su amigo para seguir el ritmo de su corazón. No estaría tranquila hasta oírlo latir con tranquilidad de nuevo.
Apenas lo oyó respirar normalmente, se puso de pie y comenzó a dar marcha mientras se sacaba la venda. No miraría hacia atrás porque era de alma frágil y no podría resistir al impulso de volver a consolarlo.
-Yo también te amo Bill, pero esto no debe ser- dijo estas palabras ya lejos de él, en nada ayudaría que se las dijera en persona.
No se podía no amar a una persona tan cariñosa, tan pasional y tan hermosa... pero el corazón manda y la mente enmudece cuando de cariño trata.
(Tu nombre) corrió a su casa con las primeras luces del alba. El rostro que reflejaba la ventaba más próxima que encontró, se veía demacrado. No era ella.
Entró con apuro y corrió a su habitación. Nadie debía verla en ese estado. Había hecho un pacto con ella misma e intentaría cumplirlo, intentaría olvidar sus sentimientos y pensar solo en los de su novio.
La fiesta ya acababa cuando la noche dejó de ser noche y comenzó a dar paso al día que nacía.
Las luces de la vida iluminaron el rostro de aquél que dormía en el bosque y se sintió nuevo. Ya había llorado en la oscuridad todo cuanto su corazón exigía y no podía mostrar al mundo esa parte de él.
Ese día comenzaba con nuevos sentimientos de parte de ambos. Se amaban y eso nadie lo podría negar, pero esperaban que el tiempo y los nuevos amores fuesen borrando cada beso marcado en sus cuerpos, cada suspiro con un nombre fuese reemplazado por el de la persona correcta y cada caricia reconociera el cuerpo que en verdad les pertenecía.
-Te amo- dijeron ambos, pero eso en nada cambiaba el rumbo de sus vidas.
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Narra (tu nombre)
Dormí un par de horas, intentando reponerme de todo. No habían ya más lágrimas en mi corazón cuando por fin alcancé el sueño que se me escapaba y solo me dejé llevar por el mundo de la inconsciencia.
Papá seguramente estaba en su habitación desde hacía horas y aún no lo había visto... con todo lo sucedido en la fiesta había olvidado a mi familia completamente.
-Hola- saludé luego de haberme arreglado para bajar- ¡Al fin de veo papá!- corrí a sus brazos a buscar protección, esa protección tan anhelada y reconfortante que me había acompañado desde pequeña.
-¡Has llegado! Pero te perdiste la fiesta...- comentó algo confundido.
-No, si estuve, pero más tarde... es que tuve un montón de problemas que...- sería mejor no tocar el tema con papá- no tienen importancia.
-Ok... Querida... tengo que ir a trabajar pero Simone necesita mucha ayuda hoy así que ahí vas, ¿bueno?- preguntó algo nervioso por tener que dejarme sola.
Asentí con rapidez y lo vi desaparecer tras la puerta. Sería hora de enfrentar todo.
Me arreglé un poco más y salí de casa con los nervios a flor de piel para enfrentarme a mi novio ¿Cómo explicarle que no llegué anoche?
-Has vuelto- la persona que me abrió la puerta no era en verdad quien yo esperaba- Lamento haberme dormido anoche, hermosa, es que me tomé una pastilla y bueno...
-No importa Tom- dije sonriendo con algo más de tranquilidad- de todos modos me fui a dormir pronto...
El resto de la familia aún no despertaba así que Tom me invitó a salir sin mencionar donde, muy típico de él.
Nos montamos en su auto y a los pocos minutos ya estábamos en la carretera principal a varios kilómetros por hora.
-¿Ahora me dirás a dónde vamos?- pregunté por milésima vez, ya más por molestar a mi novio que por verdadera curiosidad.
-A otra ciudad- soltó ante mi asombro, no esperaba respuesta.
-¿Otra... ciudad? Pero si me debo ir en dos días... no me vas a mantener alejada de...
-Calla niña- dijo risueño.
Los asientos me parecieron más cómodos de lo común y al poco rato ya estaba casi dormida.
Cuando desperté nos encontrábamos en el estacionamiento de algún lugar, más que algún lugar parecía una cabaña pero con el cerebro medio atontado por el sueño no podía pensar bien.
-¿Aquí que hacemos?- pregunté confundida cuando bajé del auto.
-Olvidamos el mundo- dijo él mientras posaba una mano en mi nuca y me atraía lentamente hacia su boca.
Comenzamos un círculo vicioso de besos y palabras de necesidad calladas durante tantos días, semanas... a su lado podía sentir el amor en plenitud y sin barreras.
-¿Pero como olvidar todos los problemas, la distancia...? Ayúdame a olvidar todo, Tom, ayúdame a... ayúdame a volar...- rogué en un espacio de respiración mientras Tom abría la cabaña, aún estábamos en el patio.
-Te diré las mentiras más convincentes... y por hoy, solo por hoy, no habrá mundo... ¿está bien?- El sonido de un"clic" al abrir la puerta acompañó mi afirmación.
Entré impulsada por el deseo de olvidar todo y callar el llamado de amor de otros lugares. Entré y nunca me arrepentiría de tan buena elección.
Si ese era el último día no me hubiese importado, si el mundo se hubiese caído a nuestros pies, poca importancia tendría. Estábamos juntos de nuevo, bajo ese techo... y solos, no habrían problemas.
Intenté olvidar hasta mi nombre y solo recordé las cosas que él soltaba entre susurros mientras volvíamos a ser uno.
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Hola :]
Creo que ya me acostumbré a subir una vez a la semana...y en verdad no puedo más seguido jaja siempre gasto mis fines de semana escribiendo... estrujando este cerebro con música y letras :]
¿Les gusta la música clásica? Bueno, con eso me inspiro para escribir... oyeran lo que yo oigo jaja c:
Espero les guste esto.. yo creo que ya las estaba hastiando con la indecisión y el juego de amores o no? Ay! No sé... nunca puedo adivinar que quieren... pero así se dan las historias...
Las Adoro chicas, gracias por todo...
viernes, 18 de noviembre de 2011
Capítulo 32: "Ojos de luna"
Una figura se recortó contra las sombras del bosque. La luz proveniente de la casa estaba en sentido contrario por lo cual no le iluminaba el rostro.
Bill no alzó la mirada, ¿qué explicación tendría para ello? solo se quedó con la cabeza entre las piernas esperando algún ruido que le indicara que aquella persona se había alejado.
-Bill- susurró una suave voz. No era la que él esperaba y eso le partió más aún el alma.
Al encontrarse sin respuesta, la emisora prefirió volver a llamarlo.
-Bill- ahora su voz sonaba más nostálgica- mírame por favor...
Ella había visto el instante justo en que su alma se partió en dos. Lo había estado observando atentamente desde que entró a la fiesta y pudo captar cada una de las emociones dirigidas a (tu nombre) que ésta última no vio. Siempre estaba pendiente de lo que a él le pasaba.
El chico se removió incómodo en las hojas pero no se dignó a levantar la mirada. Nadie lo vería en ese estado. Nadie lo comprendería... solo "Ella" y ya no estaba a su lado.
-Sé que no soy lo que esperabas- siguió ella en el mismo tono- pero tú si eres lo que yo espero- se sonrojó completamente al decir eso pero no tuvo que ocultarse porque él no la miraba- y te esperaré hasta que decidas mirarme.
Bill sintió una puntada de culpa en el pecho al oír esas palabras. Aquella chica le estaba declarando su amor ahí mismo mientras él sufría por el amor de la novia de su hermano. ¡Que lío el de su mente!
-Vete- soltó algo molesto. En verdad él deseaba estar solo.
La chica se sintió excluida inmediatamente y deseo salir de ahí pero el amor era más fuerte y no obedeció. Con los ojos llorosos por el dolor que le había causado esa nimia orden lo miró nuevamente, intentando que él la mirara por unos segundos. No había respuesta.
-Te dije que te fueras- volvió a repetir con odio destilado de su voz.
-No me iré- la voz de la chica estaba a punto de quebrarse.
-Pues si es así- dijo levantándose pero sin mirarla- me voy yo.
Ni siquiera él mismo podía comprender porque la trataba tan mal. Quizás solo deseaba desquitarse con alguien y ella era la más cercana.
Comenzó a caminar con rumbo a la ciudad pero los sollozos ahogados de aquella chica lo detuvieron. No soportaba ver a una mujer llorar.
-Lo siento- susurró por última vez antes de emprender nuevamente su rumbo.
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Narra (tu nombre)
Me podría haber quedado siglos atrapada en sus labios pero Simone nos interrumpió con una fingida tos.
-Hola Simone- salté en sus brazos de inmediato para ocultar lo roja que me había puesto.
-¡Cariño! Pensé que no volverías cuando...
-¿Cuándo...?- preguntó Tom.
-Cuando viste la sorpresa que le tenía Andreas- al parecer mi suegra no se había percatado de mi mirada urgente rogando que no dijese eso.
Tom me miró confundido y yo solo miré a Simone con odio. Cuando notó mi incomodidad se salió por la tangente y nos despidió con un afectuoso abrazo a cada uno. Eso no solucionaba nada.
-Viste... ¿todo?- soltó luego de unos interminables minutos en que quedó meditando lo comentado por su madre.
-Supongo que si...
-¿Y por qué tardaste tanto en venir?- se oía afligido- eso pasó hace horas...
-Porque... porque...- tragué saliva. Mi último plan, improvisado, había sido no tocar el tema pero como Simone habló.
-Dime- ordenó molesto, recién levantando la mirada hacia mí.
-Porque salí a dar una vuelta...
-¿Sola? ¿Por Hamburgo?- vaciló- eso es peligroso, no lo creo...
-Sola no... yo...
Tom se quedó meditando unos segundos mientras bebía un sorbo de alguna bebida que tenía en su vaso.
-Fuiste con Bill- afirmó.
-Esto... si. Él me vio cuando salí de casa y me acompañó.
-Por más de dos horas...
-Fuimos a un bar- mentí mientras en mi mente se revivía cada escena vivida con Bill.
-Claro- al final se dio por vencido- de todos modos... perdón por lo de Chantelle, yo no lo sabía y Andreas no te conocía... él lo planeó todo.
-No importa- de nada valía pelear- lo supuse luego de hablar con Bill.
No tenía cara para reclamar nada. En realidad ambos estábamos sumergidos en nuestra propia burbuja pero por separados.
¿Qué sería de nosotros? Lo amaba como a nadie pero tenía miedo de que supiese la verdad y todo acabase. Quería gritarle la verdad para no sentirme con ese cargo de conciencia pero no sería bueno.
Aún separados por esas invisibles burbujas, alguien nos interrumpió.
-Tom- una voz algo chillona se hizo notar- ¿vamos a bailar?- preguntó tomando a mi novio por la polera.
-Chantelle, no...- se excusó de inmediato- estoy con (tu nombre), mi novia- finalizó enfatizando la última palabra.
-¿Y eso qué? Eso no quiere decir que no puedas bailar con otras chicas- Chantelle se dirigía solo a Tom. No sé si era intencional o no pero cada vez se iba interponiendo más entre él y yo y ahora solo veía la espalda de ella.
-No Chan...
-Ya baila- ordené alzando un poco la voz, me estaba exasperando- y luego ya vemos... adiós.
Salí del lugar inmediatamente. Esta vez no me fui afuera ni nada, solo necesitaba alejarme un poco de ella... ¡No la soportaba!
Quería hablar con Bill para, bueno, solamente para poder sentirme bien pero por más que lo busqué no pude hallar ni rastro de él. Ni siquiera las personas de la fiesta lo habían visto.
-Bill- dije hacia la nada- ¿dónde estás?
-Huyendo de ti- respondió una voz de algún lugar de la sala. Tuve que dar un par de vueltas para poder enfocar de donde provenía.
-Hola Pía- saludé animosa- ¿qué dices?
-Bill está huyendo de ti- dijo irónicamente, se oía dolida- intenté hablar con él pero no pude... yo...- podía ver en su semblante las ganas de llorar que tenía- nada.
-¿Cómo sabes eso?- No podía entender por qué Bill huiría de mi.
Me quedé esperando una respuesta que no llegó porque Pía comenzó a sollozar lentamente hasta que se ahogó en su llanto y desapareció. Tuve la tentación de ir a buscarla pero lo que dijo sobre Bill me dejó intrigada.
Me abrí paso entre la gente, saludando a algunos, y rápidamente me escabullí de la fiesta. Él no podría haber ido tan lejos.
-Bill- llamé cuando ya me encontré lo suficientemente lejos- ¿dónde estás?
La ciudad estaba en un silencio agotador, solo el ruido de algunos autos interrumpía todo porque la gente ya no transitaba por ahí.
Caminé por un par de calles sin dar con el paradero de mi cuñado. Ya cansada de la búsqueda volví al condominio sin esperanzas. Al parecer Bill si se ocultaba de mí.
Mis pasos resonaban en ese camino lleno de hojas secas. No quería volver a la fiesta aún, no sin Bill y menos si estaba Chantelle adentro pero ya no tenía más que hacer.
-No te congeles sola aquí afuera- sentí una voz a la distancia, era él.
-¿Bill?- pregunté intentando ubicarlo- Oh Bill, te busqué por todos lados...
Intenté abrazarlo pero no correspondió a mi gesto. Lo sentía vacío y distante... él no era mi Bill.
-¿Qué pasa?- Busqué su mirada pero me apretó contra su pecho para que no pudiese levantar la vista- ¡Bill!
-Te amo- susurró contra mi pelo y me quedé tranquila- te amo y te necesito tanto que yo...- su voz se había quebrado por lo que tosió un par de veces- no me hace bien estar así contigo...
-Bill- repetí su nombre como consuelo. No podía hacer nada, en realidad me había sentido tan bien cada vez que estaba con Bill que ni siquiera pensé en como se sentiría éste- lo siento.
-No lo sientas- pude sentir como sonreía, solo lo sentí porque no podía ver su rostro- Ha sido genial estar contigo tantas veces... solo me confundí pero, no importa.
Lo abracé con fuerza. ¿Por qué era tan tierno? No merecía que él me quisiera así, ni Tom, ni nadie... en verdad no merecía el amor de nadie por tratar tan mal a ese par de hermanos.
-¿Puedo hacer algo?
-Algo...- meditó y luego comenzó a moverse- creo que si, pero no te asustes.
Llegamos a un lugar algo más oscuro, aún seguía atrapada por Bill. El viento estaba bastante frío y de no ser porque me estaban cubriendo estaría tiritando.
-Gracias por todo- solté cuando me dejó respirar libremente de nuevo- y nuevamente lo siento.
-¡Que no lo sientas más te dije!- exclamó riendo- Ahora... déjame hacer algo.
Sacó dos pañuelos de su bolsillo y me miró sonriente.
-¿Qué haces?- ya tenía un poco de miedo.
-Calla- dijo manteniendo la sonrisa.
Se paró a mis espaldas y me vendó los ojos con uno de los pañuelos, luego me indicó que él haría lo mismo.
-Si tú no ves, y yo no veo... entonces no será ni tu culpa ni la mía, solo se dará... dejemos todo a los ojos de la luna.
Apenas finalizó la frase me apoyó en un árbol que había a mis espaldas y comenzó a besarme frenéticamente.
"Ay, Bill" pensé y luego me dejé llevar.
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El baile con Chantelle había sido un martirio para Tom. ¿Cuánto tiempo más podría ella molestarlo?
Había pasado casi un mes sin (tu nombre) y ahora todo lo que pedía era estar un momento con ella pero cada vez que lo intentaba algo se lo impedía.
-Otra más- insistió la chica- y luego te dejo en paz.
Tom se había resignado pero estaba ansioso por volver a encontrarse con su enamorada. Las luces giraban a cada compás y ya se sentía hasta un poco mareado. El tiempo no avanzaba.
-Ya no más- aclaró cuando la segunda canción acabó- bailé suficiente.
-Pero...
No oyó más suplicas y salió directo a la cocina en busca de algún medicamento para el dolor de cabeza. Ya no lo soportaba.
"Para... Proci... Demo..." El chico no podía recordar el nombre del medicamento que tantas veces le había recomendado su madre y acabó por servirse uno de cada uno. Algo harían.
-Oh, mierda... ya lo recordé- susurró luego de haber bebido- Procidel era para dormir... que rayos hice...
Comenzó a caminar de vuelta al salón para buscar asiento. No había comido hace horas y las pastillas no tardarían en hacer efecto alguno.
-Creo que...- se dijo para si mismo entre bostezos- soy un idiota- y cayó dormido en un sillón.
El destino se había empeñado en ocultar todo. No era la pareja que estaba en medio del bosque besándose, no era el chico que acababa de caer ni tampoco la muchacha que esperaba ser correspondida por aquel que entre besos se perdía, no. La luna en aquella oscura y fría noche estaba sellando el destino de todos.
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¡Que aburrido! .-. Tardé dos días en escribirlo porque me desconcentraba mucho jaja y quedó esta bazofia... lo siento :c
Aw... esta semana que pasó fue tan cansadora D: Viajé con mi curso del cole, a Valparaíso [Que queda a 5 horas de donde vivo] luego tuve que ir al cole de nuevo, agotada ._. y el viernes canté tanto que terminé con dolor de cabeza xD jdosajdoas creo que colapso...
¿Saben que se acerca? El aniversario de 1 año desde que fui a ver a Tokio Hotel, el 28 de Noviembre ... Ouu... T_T
Gracias por seguir comentando, y animándome... y bueno, gracias por el sin fin de cosas que hacen inconscientemente con solo leer esto
Las adoro chicas <3
jueves, 10 de noviembre de 2011
Capítulo 31: "Secreto"
Sobrarían las palabras describiendo todo lo hecho aquella noche. No se entregaron completamente... no, tenían claros los límites, pero sin embargo nadie puede ocultar sus cuerpos sudados y los pliegues de sus ropas en aquellos lugares que las manos con tanto afán recorrían.
-¿Qué hacemos Bill?- preguntó ella entre besos- no sé si...
-No hacemos nada- interrumpió éste frenético- nada que tu no quieras... creo- se corrigió de inmediato.
-Tonto- comentó ella risueña y volvieron a lo mismo.
Las manos de ambos seguían investigando todo aquello que apareciera frente a ellas. Él subía y bajaba sin cesar, recorriendo con las palmas la espalda de su chica que... "mi chica" pensó el y se congeló unos momentos... pero sin querer dar paso a las inseguridades y fallas prefirió dejar ese dilema para más tarde. No era su chica... ni tampoco lo sería pues ella solo amaba de esa forma a su hermano y él era consciente de aquello.
Traición... traición era la palabra que rondaba por la mente de ambos en aquél momento. Ninguno sentía cargo de conciencia por estar casi "usando" al otro... pero si lo sentían en relación con Tom, ambos lo amaban. No el mismo amor, claro, pero lo amaban.
Sus ojos se encontraron en innumerables veces, tantas así como lo hicieron sus bocas o cada parte de su cuerpo y sin embargo ninguno sintió vergüenza de aquello.
-Creo que deberíamos volver- sugirió ella cuando la noche ya estaba bien entrada.
-¿Volver?- preguntó él incrédulo- Pero si aún no ha pasado ni media hora...
-¿Eso crees?- ella sonrió- mira la hora idiota.
-Son las...- vaciló- ¡Oh, mierda! Ya han pasado casi dos horas... ya se deben haber dado cuenta de mi ausencia en la fiesta...
-Y de la mía.
-Nadie sabía que tu ibas... ¿o si?
-Simone sabía... y mi papá... ¡Dios, debe estar preocupado!
-Esto será sospechoso... pero ya sé que hacer...
La fiesta seguía su curso normal al otro lado de aquél montón de árboles. Nadie, o casi nadie, había notado la desaparición de ese par pero había otro dilema más grande... el dilema de Tom.
Las ventanas retumbaban con la música muy fuerte pero nada retumbaba más fuerte que el cargo de conciencia que lo atormentaba. Le había fallado una vez más.
En el momento en que Andreas anunció la sorpresa, Tom imaginó que de ese pastel o de cualquier lado iba a aparecer (tu nombre)... pero nada de eso sucedió.
Entre el desorden de su mente el chico casi pareció ver a su novia pero nada, antes de poder procesar todo ya estaba atrapado entre los labios de alguien que no esperaba, de Chantelle.
Le siguió el ritmo del beso hipnotizado por la ilusión que acababa de surgir ante sus ojos. Era ella, la había visto o eso creía y perdido en ese mundo onírico la besó. Hasta que notó el fatal error.
Buscó desesperadamente por entre la gente que lo rodeaba pero ya no estaba. Ni rastro de ella.
-Maldita ilusión- bufó mientras daba vueltas por el baño una y otra vez- yo creía que... ¡Ah, diablos!
No había sido un cumpleaños perfecto, no. Por un momento casi... casi le pareció que todo volvía a la normalidad... casi... Y ahora estaba ahí, encerrado entre esas cuatro paredes buscando una forma de explicarle al mundo que no había sido culpable de ese beso y buscando una forma de contárselo a ella para que no le llegara de malas lenguas.
Miró la luna por la ventana del baño y luego bajó la vista hacia los árboles. Quiso refugiarse en aquél pequeño bosque por un tiempo pero no sería buena idea. Si salía "ella", esa rubia, podría seguirlo.
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Narra (tu nombre).
Bill había tenido una idea genial. Bueno, quizás no tan genial pero por lo menos nos salvaría del paso.
Como Simone ya me había visto no podía fingir que no había llegado por tanto Bill me sugirió fingir molestia y hacer como que ese tiempo me había ido. ¿A dónde? Pues ahí estaba el dilema así que... se suponía que él me había acompañado y habíamos pasado a un bar para pasar el rato.
-¿Y este desorden de pelo como lo explico?- pregunté indignada.
-Hey, si de todos modos te ves linda- sonrió y luego me dio un largo beso- ya vamos luego...
-¿Y el bar está en el bosque?- Bill se dirigía ilusamente hacia la casa- finge mejor tonto.
Buscamos otra salida por entre las ramas y llegamos cerca de la entrada del condominio.
Con las primeras luces del lugar nos miramos fijamente y comenzamos a reír por el desastre de nuestro pelo. Claramente ese iba a ser nuestro secreto. Incluso, sin haber tratado el tema si decirle o no a Tom sobre esto, ambos sabíamos que no lo haríamos, era dañarlo innecesariamente
-Gracias por todo- susurré apoyándome en un árbol a la entrada del bosque, deslindando con el mundo exterior.
-No hay de que pequeña- respondió apoyando ambos brazos en el árbol en donde yo estaba, encerrándome.
Supongo que la razón me falló en ese momento porque, al tenerlo tan cerca, no aguanté las ganas y lo besé, ahí, sin protección de nada.
Seguimos con ese juego, incursionando nuevamente en bosquea, hasta que la cosa se tornó más apasionada y decidí volver corriendo a la luz para no ceder de nuevo. Bill solo reía.
-Y tu comenzaste- soltó entre risas mientras nos acercábamos a la casa. Entre sus manos tomó un mechón de mi cabello y lo acomodó- no olvides fingir tu enojo...
-La verdad si estoy enojada- susurré despacio- pero no tengo cara para recriminarle nada así que creo que será solo fingir.
-No te sientas mal- se interpuso en mi camino y choqué con él- tonta- rió de nuevo- hagamos que esto sea nuestro secreto- al acabar la frase me guiñó de manera coqueta un ojo.
Lo tironee hasta un rincón que nos cubría nuevamente y le tomé la cara entre mis manos.
-Un secreto- prometí y luego le di un largo y pasional beso- pero que no se vuelva a repetir- cellé todo con un último beso rápido.
Entre risas volvimos nuevamente al camino visible. Realmente estar con Bill me ponía de buen humor, fuera en la situación que fuera, pero nunca lo podría amar como a él lo amaba. Como a Tom.
La casa aún vibraba con la misma intensidad que horas antes. Por entre las ventanas se podían ver muchas sombras moviéndose en distintos ritmos. La fiesta aún tenía para mucho tiempo más.
-¿Lista?- preguntó algo nervioso mi compañero.
-Lista- susurré con la garganta apretada. Era el momento de enfrentarse a todo.
Bill abrió la puerta con naturalidad. La gente no se inmutó cuando entramos y eso era bueno. Al parecer el alcohol ya estaba causando estragos en varios.
Entre ese montón de personas no me costó demasiado ubicar a quien tanto buscaba. Pareció incluso que todo se detuvo cuando lo vi. Las luces ya no fueron interrumpidas por el humo del cigarrillo, tan claro como una imagen frente al espejo se apreció.
Él también encontró mi mirada y luego de unos segundos de confusión la volvió a bajar entristecido. Mi alma se destrozó en mil pedazos.
¿Cómo iba a poder incluso fingir enfado cuando yo había hecho algo peor? No, él no merecía eso. No merecía nada malo.
Me cegué ante el mundo y solo lo enfoqué a él. Comencé a caminar rápidamente entre las sombras de personas que se agolpaban a mi alrededor. Algunas susurraban o gritaban cosas que a mi mente no le interesaron en lo más mínimo.
Él permanecía con la mirada baja. No dio señales de algún cambio. Se quedó ahí como si yo no estubiese presente.
-Tom- dije a unos metros de distancia de él pero no me oyó, o eso pareció- ¡Tom!- repetí ahora más cerca y éste se giró completamente hacia mí. Pareció nuevamente asombrado, como si la vez anterior en que me vio no hubiese contado.
-¿(Tu nombre?)- preguntó con la mandíbula contraída- ¿De verdad eres tú?
Se levantó de su asiento con pasos algo tambaleantes y me tomó la cara con ambas manos. Luego procedió a recorrer cada parte de mi rostro con sus pulgares.
-¡Oh no!- exclamó con la voz ahogada- eres tú, eres tú- repitió en el mismo tono. Parecía que la voz en cualquier momento se le quebraría.
-Si Tom- respondí algo asustada- ¿estás bien?
-¿Eso en qué importa?- no me dio tiempo de agregar nada- Te amo, te amo hermosa, te amo- sonrió ampliamente y me besó con apuro. Mis labios no tardaron más que un par de segundos en adaptarse a los suyos y se liberaron de todo. Estábamos nuevamente juntos.
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[Si quieren la oyen, les servirá http://www.youtube.com/watch?v=6LTZdZDEjTs]
Narra Bill.
Me quedé en una orilla retraído. Desde ese lugar podía ver todo.
Sería algo idiota si me mintiese a mi mismo. Sí, tenía celos, y muchos, pero amaba más a esas dos personas que estaban al otro lado de la sala besándose y prefería que ambas fuesen felices.
El tiempo en el que salí con (tu nombre) nunca pude apreciarla completamente, o quizás si, pero nunca amarla.
Ahora que estaba lejos realmente la necesitaba y guardaba como un tesoro cada uno de los besos que ella me regalaba. Hasta el último de hoy.
-Un secreto- prometió y luego me dio un largo y apasionado beso- pero que no se vuelva a repetir- selló nuestra promesa con un último y fugaz beso.
No podía asumir que no volvería a sentir sus labios en contacto con los míos. Realmente la amaba aunque de seguro no tanto como mi hermano.
A menudo me recriminaba el hecho de haberla perdido pero no podía hacer nada. Ya lo había hecho y se había unido a mi gemelo tanto como yo. Era de él.
-Te amo- susurré con los ojos ardientes, quería llorar- te amo pequeña.
Imaginé sus labios sobre los míos nuevamente, imaginé como sus manos recorrían mi espalda frenéticamente y revolvían mi pelo. ¡La amaba tanto que dolía!
Salí del lugar envuelto en una manta de amargura y me sumergí en los árboles que solo unos minutos atrás habían sido testigos de nuestra pasión. No era mi chica y no lo sería jamás.
-Te amo- repetí esta vez hacia la luna y me desmoroné en los árboles, tal y como la había encontrado a ella.
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Tardé mucho, ¿no es así? Lo siento, en verdad... Pero esta vez iba a subir el viernes y me dio mucha flojera escribir... y el fin de semana no pude... por eso ahora aquí está el capítulo.
Woow... esto se está poniendo más enredado de lo que tenía en mente pero ya lo acabaré pronto c:
Espero que les guste el capítulo.
Un beso para todas c: Y gracias por seguir leyendo y esperar jaja
Las Adoro chicas c:
domingo, 6 de noviembre de 2011
Capítulo 30: "Fantasmas del pasado"
Tenía mucha rabia. En el fondo de mi corazón sabía que Karla me decía la verdad porque tenía claro cuan turbios eran los dirigentes de toda esa compañía televisiva.
Me perturbaba el abrir los ojos hacia la verdad. Quizás una parte de mí se sentía inútil e indefensa al saberse engañada por el mundo... ¡Que jodido mundo!
Quedé pensativa por mucho tiempo. Karla no me interrumpió, esperó paciente hasta que me armé de valor para exponer cuanto sentía y quisiera decir en ese momento.
-¿Qué pasó luego de que me fui?- fue lo primero que pregunté.
-Las casas televisivas vecinas no dejaron de llamar- comenzó- solicitaban todo sobre ti, desde lo más nimio a lo más desquiciado. Teresa se regocijaba con toda la atención y se veía cada vez mejor... al final terminó apoderándose de una gran cantidad de dinero y huyó de la empresa. Alan, el gerente, se vio perturbado luego de ese robo y no volvió a ser la persona extravagante que antes fue. Ahora viste de traje y con una máscara de seriedad permanente...- tomó una breve pausa y luego continuó- como verás... las cosas no salieron como todos esperaban... bueno, quizás para Teresa sí pero no le será eterno.
Por lo menos la gente no gozaba tanto luego de haber lucrado con mi vida...
-¿Y Oliver?- no hice comentario alguno sobre lo que recién me había dicho... o no en voz alta. Mi mente procesaba mil cosas y no daba más. La pregunta fue solo para darme tiempo de razonar.
No puse atención a la respuesta... solo pensaba y pensaba... De vez en cuando solté unas exclamaciones para hacer parecer que prestaba atención pero pareció notarlo.
-No me oyes- exclamó divertida, moviéndome un poco.
-Claro que si- me defendí de inmediato- o bueno... quizás no.
-No importa- sonrió- ya me siento bien por haberte encontrado.
-A todo esto... ¿para qué me querías?- recién se me ocurría plantear esa pregunta.
-Tenía que aclarar las cosas... éste último tiempo he visto una infinidad de cosas tuyas en la TV y no pude evitar sentirme algo culpable... estaba segura que me odiarías y quería enmendar en parte mi error...
-No hay problema- sonreí para infundirle ánimo- tu no tienes la culpa...
El viaje se me hizo corto a su lado. Hablamos de un montón de cosas sin sentido y otras con mucho. No tuve miedo a abrirle mi corazón pues si había sido capaz de ir hasta (tu país) en mi búsqueda era en verdad sincera... no cabía duda.
Las horas pasaban y pasaban y yo aún no llegaba a Alemania... no era culpa del avión ni tampoco era que Karla me aburriera... a decir verdad el viaje se hacía divertido y corto pero sentía que no llegaría al cumpleaños... al momento indicado.
Apenas bajamos del avión invité a mi amiga a la fiesta. Se negó por compromisos adquiridos con Oliver, quien- según contó cuando no le puse mucha atención- ahora era su novio.
Hice parar al primer taxi que pasó y le di la dirección de mi casa. Ya era de noche y lo más seguro es que la fiesta estuviese en pleno desarrollo.
No quise telefonear a Simone para que nadie sospechara nada así que solo llegué al condominio que tanto amaba y sentí como se me hinchaba el pecho de regocijo. Estaba en casa.
Me deslicé por las sombras más lejanas a la casa de mis vecina y observé desde la distancia como las luces brillaban con alegría dentro de ésta. El corazón me latía a mil por hora.
Entré a casa con gran cautela y consciente de que papá no estaría en ella, también era un invitado. Me cambié de ropa y arreglé un poco y sin esperar más tiempo salí del lugar. Era el momento.
Entré por la puerta trasera con los nervios de punta. Tenía miedo de que alguien indeseado me reconociera y diera alerta de mi llegada antes de tiempo.
-Es hora de la sorpresa- anunció Simone desde lejos, ella me esperaba.
-¿La sorpresa?- escuché nuevamente aquella voz tan familiar y ronca. El corazón se me deshizo en el pecho.
-Si, la sorpresa- una tercera voz desconocida para mí se hizo notar y a los segundos todo quedó a oscuras- yo me encargo.
Tantee el lugar en pos de acercarme más a Tom pero solo chocaba y chocaba con personas... ¿cómo se suponía que debía llegar? ¿La sorpresa era yo, no?
Me desesperó el hecho de estar tan cerca de él y no poder saltar en sus brazos. Mi corazón lo llamaba a cada frenético latido y él desconocía mi presencia.
A los pocos segundos llegué a la escalera y me emocioné por el logro. Estaba más cerca.
-Listo- aquella voz desconocida se hizo notar nuevamente. Encendió las luces y todo tomó brillo nuevamente, cegándome.
El resto de los sucesos me pareció que acontecían en cámara lenta.
Luego de recobrar la vista, con extremada lentitud, busqué ansiosamente a alguien que me llevase con Tom pero, al contrario de lo que esperaba, nadie se giraba a mirarme. Todos estaban atentos a un pastel bastante alto que se encontraba sobre una mesa con ruedas.
¿Esa era la sorpresa? No, aún faltaba lo más importante.
Con el sonido de un par de globos reventándose, apareció por la superficie del pastel alguien que yo no imaginaba ni en el más feo de mis sueños.
Altiva y arrogante se levantó Chantelle ante los ojos sorprendidos de la mayor parte de los invitados y se deshizo pronto de su traje de pastel. Sin esperar apenas unos segundos todo estaba concretado.
Tom miró hacia todos lados, confuso, y casi me pareció que se encontró con mi mirada desesperada pero antes de que pudiese reaccionar él o yo, su rostro fue arrebatado con algo de brusquedad por las manos de aquella mujer. Se estaban besando.
Una exclamación de sorpresa recorrió la sala, seguida de arrebatos infantiles de algunos invitados, gritando estupideces y ya después de eso no supe más. Mi raciocinio se desconectó.
¿Quién era yo y quién era ese al que besaban? No sé si el acto duró mucho o poco pues di la media vuelta, inconscientemente, y comencé a retroceder por la sala.
Choqué con un par de personas pero todos me ignoraban, fijando su mirada en la escena. Yo tampoco les tomé mayor importancia, había perdido algo.
Ya había dejado atrás una gran parte de mi alma y corazón.
<<Los ocasos son infinitos... que infinita maldición de tener que ver cada día como mi alma se hunde en cada uno de esos ocasos, reviviendo el dolor de la primera vez. Que ironía la de nuestro amor... que ironía la de vivir... vivir por sufrir...>>
No quería creer aquello que había visto. Había superado el hecho de ver aquella escena por fotografías pero ahora estaba ahí, frente a mi, y no había nada que hacer. No era invención de los medios, no era un ataque de celos sin fundamentos, no era nada y a la vez lo era todo... era algo que acababa de ver con los mismos ojos que lo observaba a él con tanto amor solo hace unas semanas atrás.
Me dejé caer apoyada en el primer árbol que encontré y solté todo aquello que sentía. No cayó lágrima alguna, todo lo contrario, sentí que mis lagrimales se secaban y todo dentro de mi también.
Me sentía sin vida, perdida en aquél país ahora extranjero. No tenía motivo alguno para estar ahí, al otro lado del mundo, aparte de el ver a mi padre porque nada más me unía.
Miré la noche, miré la luna y las miles de estrellas que tintineaban sobre mi cabeza. ¡Cuantos amores y desamores habrían presenciado! Y en esos miles y miles de puntos brillantes me perdí... dejé de pensar y divagué por donde a mi mente se le dio la gana...
Era lindo recordar los buenos momentos... ¿por qué darle tanta importancia a un beso? Quizás porque no se negó...
Odiaba pensar que sus labios habían estado con otros... pero antes de mí habían tantas que en verdad este beso no era TAN importante... pero el hecho de que yo lo viese, de que fuese en mi presencia, aunque el no supiese, y que él no hubiese hecho nada para pararlo... eso me molestaba.
Reviví cada beso dado y envidié que ahora los labios de esa chica probasen aquello que por tanto tiempo me perteneció.
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Narrador omnisciente.
Él la vio entre la multitud e instantáneamente la siguió. Estaba descompuesta y verla así a no le agradaba en los más mínimo. Te protegeré, había prometido muchas veces y ahora era consciente de cuanto necesitaba cariño esa chica, lo necesitaba.
Salió a su encuentro cargado de un cierto cargo de consciencia aunque nada de lo que pasó era su culpa. Se repitió mil veces que no había hecho nada y no lo podría haber evitado porque no sabía lo que pasaría pero... de todos modos le dolía que ella sufriera.
La gente no abría el paso cuando él pasaba y tuvo que forcejear en un par de ocasiones para atravesar la habitación. El aire cargado de respiraciones y tabaco lo mareaba y acabó con dolor de cabeza al salir del lugar.
No tardó más que un par de segundos en ubicarla. Estaba a tan solo unos metros, agazapada contra el suelo, apoyada en un árbol y con la mirada perdida en el cielo.
Ella no sintió su presencia, estaba inmersa en un mundo de cavilaciones y recuerdos... demasiados recuerdos que añoraba revivir. Solo deseaba ver una cosa en esos momentos. Un par de ojos almendrados.
Como si algún ser divino se apiadara de su sufrimiento, ante sus ojos, se cruzaron otros del color tan anhelado. Tan iguales que le llegaba a doler.
-¿Estás bien?- preguntó él con su firme voz.
La chica no respondió y se quedó mirándolo por instantes infinitos. Una gran parte de su corazón anheló el amor no entregado, se perdió en sus ojos y dejó de pensar. Para detener lo inevitable se puso de pie y comenzó a caminar entre los árboles de un pequeño bosque que atravesaba el condominio.
Sus pasos dejaban un suave crujido de hojas secas. Estaba consiente de que no iba sola porque a sus espaldas se oía otro par de pisadas como un eco de las suyas.
-Ya no me sigas- gimió luego de dar varios pasos y cansarse más por el peso de su alma adolorida que el de su cuerpo.
-No te dejaré sola- repuso firme él, dejando en claro que ante ninguna circunstancia ni objeción se iría. Ella lo comprendió y no insistió más.
No quiso darle la cara y la chica se mantuvo de espaldas para no afrontar aquella realidad. Si giraba se encontraría con aquellos ojos almendrados y esa boca tan delicadamente construida... no podría aguantar porque las fuerzas le fallaban y también la mente. Se sentía medio en la realidad, medio en una fantasía.
Él no soportó más la situación y se acercó lentamente hasta ella. Los músculos se le congelaron en el acto y sintió que desfallecería si él se acercaba unos metros más. No lo soportaría.
Casi con algo de brusquedad, la tomó por un brazo y le dio la media vuelta hasta que quedó frente a sus ojos. Si no la miraba directamente no podría descifrar que huracán de emociones se desarrollaba en su rostro... ese rostro que todo lo demostraba.
La chica no aguantó más de dolor y lo miró atentamente a los ojos. Quizás era masoquista de su parte todo aquello pero lo necesitaba. Necesitaba ver algo de cariño en aquellos y sentirse nuevamente amada.
Quizás fue parte de una ilusión pero todo le pareció real. El amor que semanas atrás veía en aquellos ojos almendrados ahora le pareció revivido pero parte de ella sabía que no era así... era una parte muy nimia que no atenuó su ilusión.
Él descifró lo que la chica que estaba frente a sus ojos tenía en mente pero no se negó. Haría siempre lo mejor para ella y si besarse era lo mejor y lo que ella necesitaba en esos momentos... no opondría resistencia.
Los ojos de ambos se encontraron y ella se sumergió en una utopía... utopía en donde ellos se amaban... utopía en donde él la miraba atentamente y todo volvía a ser como fue antes del viaje.
Sus labios se encontraron nuevamente, luego de tanto tiempo, y tomaron un ritmo acompasado, acompañado de la soledad y el silencio del bosque- y de sus almas- perdidos en ese mundo irreal.
-Si no quieres puedes detenerme...- soltó ella con la respiración agitada- no te obligues Bill...
-No te preocupes- dijo éste robando un fugaz beso de sus labios- I'll get down on you...
-----------------------------------------------------------------
¡OH DIABLOS! ¿Cómo pude escribir eso? xD dsajdodas
Lo peor de todo es que me gustó >:| Hasta siento que en verdad fui infiel :$
Oh shit, oh shit... >-< Aiii me gustó esto... creo que si alguna vez escribo una novela larga de veritas... habrán infidelidades jaja
Espero les guste chicas ! Lo hice con mucho amor ... por si no lo notaron xD
Las Adoro de aquí a Marte !
Que tengan buen fin de semana c:
Gracias por toooooooooooooooooooooooooooooodo :D
Me perturbaba el abrir los ojos hacia la verdad. Quizás una parte de mí se sentía inútil e indefensa al saberse engañada por el mundo... ¡Que jodido mundo!
Quedé pensativa por mucho tiempo. Karla no me interrumpió, esperó paciente hasta que me armé de valor para exponer cuanto sentía y quisiera decir en ese momento.
-¿Qué pasó luego de que me fui?- fue lo primero que pregunté.
-Las casas televisivas vecinas no dejaron de llamar- comenzó- solicitaban todo sobre ti, desde lo más nimio a lo más desquiciado. Teresa se regocijaba con toda la atención y se veía cada vez mejor... al final terminó apoderándose de una gran cantidad de dinero y huyó de la empresa. Alan, el gerente, se vio perturbado luego de ese robo y no volvió a ser la persona extravagante que antes fue. Ahora viste de traje y con una máscara de seriedad permanente...- tomó una breve pausa y luego continuó- como verás... las cosas no salieron como todos esperaban... bueno, quizás para Teresa sí pero no le será eterno.
Por lo menos la gente no gozaba tanto luego de haber lucrado con mi vida...
-¿Y Oliver?- no hice comentario alguno sobre lo que recién me había dicho... o no en voz alta. Mi mente procesaba mil cosas y no daba más. La pregunta fue solo para darme tiempo de razonar.
No puse atención a la respuesta... solo pensaba y pensaba... De vez en cuando solté unas exclamaciones para hacer parecer que prestaba atención pero pareció notarlo.
-No me oyes- exclamó divertida, moviéndome un poco.
-Claro que si- me defendí de inmediato- o bueno... quizás no.
-No importa- sonrió- ya me siento bien por haberte encontrado.
-A todo esto... ¿para qué me querías?- recién se me ocurría plantear esa pregunta.
-Tenía que aclarar las cosas... éste último tiempo he visto una infinidad de cosas tuyas en la TV y no pude evitar sentirme algo culpable... estaba segura que me odiarías y quería enmendar en parte mi error...
-No hay problema- sonreí para infundirle ánimo- tu no tienes la culpa...
El viaje se me hizo corto a su lado. Hablamos de un montón de cosas sin sentido y otras con mucho. No tuve miedo a abrirle mi corazón pues si había sido capaz de ir hasta (tu país) en mi búsqueda era en verdad sincera... no cabía duda.
Las horas pasaban y pasaban y yo aún no llegaba a Alemania... no era culpa del avión ni tampoco era que Karla me aburriera... a decir verdad el viaje se hacía divertido y corto pero sentía que no llegaría al cumpleaños... al momento indicado.
Apenas bajamos del avión invité a mi amiga a la fiesta. Se negó por compromisos adquiridos con Oliver, quien- según contó cuando no le puse mucha atención- ahora era su novio.
Hice parar al primer taxi que pasó y le di la dirección de mi casa. Ya era de noche y lo más seguro es que la fiesta estuviese en pleno desarrollo.
No quise telefonear a Simone para que nadie sospechara nada así que solo llegué al condominio que tanto amaba y sentí como se me hinchaba el pecho de regocijo. Estaba en casa.
Me deslicé por las sombras más lejanas a la casa de mis vecina y observé desde la distancia como las luces brillaban con alegría dentro de ésta. El corazón me latía a mil por hora.
Entré a casa con gran cautela y consciente de que papá no estaría en ella, también era un invitado. Me cambié de ropa y arreglé un poco y sin esperar más tiempo salí del lugar. Era el momento.
Entré por la puerta trasera con los nervios de punta. Tenía miedo de que alguien indeseado me reconociera y diera alerta de mi llegada antes de tiempo.
-Es hora de la sorpresa- anunció Simone desde lejos, ella me esperaba.
-¿La sorpresa?- escuché nuevamente aquella voz tan familiar y ronca. El corazón se me deshizo en el pecho.
-Si, la sorpresa- una tercera voz desconocida para mí se hizo notar y a los segundos todo quedó a oscuras- yo me encargo.
Tantee el lugar en pos de acercarme más a Tom pero solo chocaba y chocaba con personas... ¿cómo se suponía que debía llegar? ¿La sorpresa era yo, no?
Me desesperó el hecho de estar tan cerca de él y no poder saltar en sus brazos. Mi corazón lo llamaba a cada frenético latido y él desconocía mi presencia.
A los pocos segundos llegué a la escalera y me emocioné por el logro. Estaba más cerca.
-Listo- aquella voz desconocida se hizo notar nuevamente. Encendió las luces y todo tomó brillo nuevamente, cegándome.
El resto de los sucesos me pareció que acontecían en cámara lenta.
Luego de recobrar la vista, con extremada lentitud, busqué ansiosamente a alguien que me llevase con Tom pero, al contrario de lo que esperaba, nadie se giraba a mirarme. Todos estaban atentos a un pastel bastante alto que se encontraba sobre una mesa con ruedas.
¿Esa era la sorpresa? No, aún faltaba lo más importante.
Con el sonido de un par de globos reventándose, apareció por la superficie del pastel alguien que yo no imaginaba ni en el más feo de mis sueños.
Altiva y arrogante se levantó Chantelle ante los ojos sorprendidos de la mayor parte de los invitados y se deshizo pronto de su traje de pastel. Sin esperar apenas unos segundos todo estaba concretado.
Tom miró hacia todos lados, confuso, y casi me pareció que se encontró con mi mirada desesperada pero antes de que pudiese reaccionar él o yo, su rostro fue arrebatado con algo de brusquedad por las manos de aquella mujer. Se estaban besando.
Una exclamación de sorpresa recorrió la sala, seguida de arrebatos infantiles de algunos invitados, gritando estupideces y ya después de eso no supe más. Mi raciocinio se desconectó.
¿Quién era yo y quién era ese al que besaban? No sé si el acto duró mucho o poco pues di la media vuelta, inconscientemente, y comencé a retroceder por la sala.
Choqué con un par de personas pero todos me ignoraban, fijando su mirada en la escena. Yo tampoco les tomé mayor importancia, había perdido algo.
Ya había dejado atrás una gran parte de mi alma y corazón.
<<Los ocasos son infinitos... que infinita maldición de tener que ver cada día como mi alma se hunde en cada uno de esos ocasos, reviviendo el dolor de la primera vez. Que ironía la de nuestro amor... que ironía la de vivir... vivir por sufrir...>>
No quería creer aquello que había visto. Había superado el hecho de ver aquella escena por fotografías pero ahora estaba ahí, frente a mi, y no había nada que hacer. No era invención de los medios, no era un ataque de celos sin fundamentos, no era nada y a la vez lo era todo... era algo que acababa de ver con los mismos ojos que lo observaba a él con tanto amor solo hace unas semanas atrás.
Me dejé caer apoyada en el primer árbol que encontré y solté todo aquello que sentía. No cayó lágrima alguna, todo lo contrario, sentí que mis lagrimales se secaban y todo dentro de mi también.
Me sentía sin vida, perdida en aquél país ahora extranjero. No tenía motivo alguno para estar ahí, al otro lado del mundo, aparte de el ver a mi padre porque nada más me unía.
Miré la noche, miré la luna y las miles de estrellas que tintineaban sobre mi cabeza. ¡Cuantos amores y desamores habrían presenciado! Y en esos miles y miles de puntos brillantes me perdí... dejé de pensar y divagué por donde a mi mente se le dio la gana...
Era lindo recordar los buenos momentos... ¿por qué darle tanta importancia a un beso? Quizás porque no se negó...
Odiaba pensar que sus labios habían estado con otros... pero antes de mí habían tantas que en verdad este beso no era TAN importante... pero el hecho de que yo lo viese, de que fuese en mi presencia, aunque el no supiese, y que él no hubiese hecho nada para pararlo... eso me molestaba.
Reviví cada beso dado y envidié que ahora los labios de esa chica probasen aquello que por tanto tiempo me perteneció.
.........................................................
Narrador omnisciente.
Él la vio entre la multitud e instantáneamente la siguió. Estaba descompuesta y verla así a no le agradaba en los más mínimo. Te protegeré, había prometido muchas veces y ahora era consciente de cuanto necesitaba cariño esa chica, lo necesitaba.
Salió a su encuentro cargado de un cierto cargo de consciencia aunque nada de lo que pasó era su culpa. Se repitió mil veces que no había hecho nada y no lo podría haber evitado porque no sabía lo que pasaría pero... de todos modos le dolía que ella sufriera.
La gente no abría el paso cuando él pasaba y tuvo que forcejear en un par de ocasiones para atravesar la habitación. El aire cargado de respiraciones y tabaco lo mareaba y acabó con dolor de cabeza al salir del lugar.
No tardó más que un par de segundos en ubicarla. Estaba a tan solo unos metros, agazapada contra el suelo, apoyada en un árbol y con la mirada perdida en el cielo.
Ella no sintió su presencia, estaba inmersa en un mundo de cavilaciones y recuerdos... demasiados recuerdos que añoraba revivir. Solo deseaba ver una cosa en esos momentos. Un par de ojos almendrados.
Como si algún ser divino se apiadara de su sufrimiento, ante sus ojos, se cruzaron otros del color tan anhelado. Tan iguales que le llegaba a doler.
-¿Estás bien?- preguntó él con su firme voz.
La chica no respondió y se quedó mirándolo por instantes infinitos. Una gran parte de su corazón anheló el amor no entregado, se perdió en sus ojos y dejó de pensar. Para detener lo inevitable se puso de pie y comenzó a caminar entre los árboles de un pequeño bosque que atravesaba el condominio.
Sus pasos dejaban un suave crujido de hojas secas. Estaba consiente de que no iba sola porque a sus espaldas se oía otro par de pisadas como un eco de las suyas.
-Ya no me sigas- gimió luego de dar varios pasos y cansarse más por el peso de su alma adolorida que el de su cuerpo.
-No te dejaré sola- repuso firme él, dejando en claro que ante ninguna circunstancia ni objeción se iría. Ella lo comprendió y no insistió más.
No quiso darle la cara y la chica se mantuvo de espaldas para no afrontar aquella realidad. Si giraba se encontraría con aquellos ojos almendrados y esa boca tan delicadamente construida... no podría aguantar porque las fuerzas le fallaban y también la mente. Se sentía medio en la realidad, medio en una fantasía.
Él no soportó más la situación y se acercó lentamente hasta ella. Los músculos se le congelaron en el acto y sintió que desfallecería si él se acercaba unos metros más. No lo soportaría.
Casi con algo de brusquedad, la tomó por un brazo y le dio la media vuelta hasta que quedó frente a sus ojos. Si no la miraba directamente no podría descifrar que huracán de emociones se desarrollaba en su rostro... ese rostro que todo lo demostraba.
La chica no aguantó más de dolor y lo miró atentamente a los ojos. Quizás era masoquista de su parte todo aquello pero lo necesitaba. Necesitaba ver algo de cariño en aquellos y sentirse nuevamente amada.
Quizás fue parte de una ilusión pero todo le pareció real. El amor que semanas atrás veía en aquellos ojos almendrados ahora le pareció revivido pero parte de ella sabía que no era así... era una parte muy nimia que no atenuó su ilusión.
Él descifró lo que la chica que estaba frente a sus ojos tenía en mente pero no se negó. Haría siempre lo mejor para ella y si besarse era lo mejor y lo que ella necesitaba en esos momentos... no opondría resistencia.
Los ojos de ambos se encontraron y ella se sumergió en una utopía... utopía en donde ellos se amaban... utopía en donde él la miraba atentamente y todo volvía a ser como fue antes del viaje.
Sus labios se encontraron nuevamente, luego de tanto tiempo, y tomaron un ritmo acompasado, acompañado de la soledad y el silencio del bosque- y de sus almas- perdidos en ese mundo irreal.
-Si no quieres puedes detenerme...- soltó ella con la respiración agitada- no te obligues Bill...
-No te preocupes- dijo éste robando un fugaz beso de sus labios- I'll get down on you...
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¡OH DIABLOS! ¿Cómo pude escribir eso? xD dsajdodas
Lo peor de todo es que me gustó >:| Hasta siento que en verdad fui infiel :$
Oh shit, oh shit... >-< Aiii me gustó esto... creo que si alguna vez escribo una novela larga de veritas... habrán infidelidades jaja
Espero les guste chicas ! Lo hice con mucho amor ... por si no lo notaron xD
Las Adoro de aquí a Marte !
Que tengan buen fin de semana c:
Gracias por toooooooooooooooooooooooooooooodo :D
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Capítulo 29: "Una sorpresa de fiesta... y de avión"
Narra Andreas.
Simone me había encargado una tarea muy divertida: preparar la fiesta de los tontos Kaulitz. ¡Que mono!
No veía a los chicos desde hace mucho pues estaba viviendo en Italia, pero no importaba, desde ahí mismo iba a preparar todo.
Ni siquiera en la T.V. había visto noticias de ellos porque estaba tan ocupado con mi trabajo y el estudio que... no me había informado sobre ellos.
-Tu llevas las luces y la amplificación- ordené a Karl, otro amigo de los chicos y mío.
-Claro- respondió por le teléfono- del resto tu te ocupas... invitados y todo eso...
-Si, ya tengo todo listo- afirmé- tengo una sorpresa que...- vacilé- mejor me callo, ya la verás.
Desde que la madre de mis mejores amigos me llamó por primera vez, se me ocurrió la idea. Es que Tom me amaría.
-Es algo familiar- sentenció aquella vez Simone- nada de mujerzuelas ni prensa...
-Cuenta conmigo- respondí de inmediato- ya tengo algo en mente.
Desde entonces no había vuelto a hablar con ella, pero por lo menos habíamos visto todo en cuanto a tiempo-espacio, no había problema... solo tenía que llegar el día.
-¿Quién habla?- respondió ella desde él teléfono.
-Andreas, el mejor amigo de Bill y Tom- anuncié con orgullo.
-Ah... el mejor amigo de ellos...- dijo en tono cortante- ¿qué quieres?
-El próximo mes es el cumpleaños de ellos, bueno, en un par de semanas...- ahora venía el momento de la verdad- Tengo algo que proponerte.
------------------------------------------------------------
Narra (tu nombre).
Me daba un poco de rabia estar en casa sin hacer nada. Mi hermano ya estaba de las mil maravillas y no paraba... todo el día haciendo algo.
Solo faltaba esperar... hasta mediados de septiembre no podríamos volver definitivamente a Alemania y ya estaba de los nervios. Ni amigos me quedaban en (tu país).
Con respecto al cumpleaños... me habían informado que poco después sería el de Gustav, pero no los celebrarían juntos porque el baterista quería estar con su familia.
Aún no tenía claro que pasaría con mi año escolar ya que un mes ausente, bueno, más de un mes, sería casi demasiado de inasistencia pero mis papás habían arreglado algo con el instituto al que asistía y me mandaban la materia por internet. Al llegar me tomarían los exámenes.
En eso gastaba mis tardes de ocio, estudiando en alemán. De vez en cuando salía a hacer las compras y era un chiste. Siempre terminaba hablando en alemán por la falta de costumbre y comunicación.
Faltaban solo un par de días para ir a la fiesta y mamá estaba de los nervios porque no sabía que iba a hacer con su trabajo y Stefano los días que yo estuviese allá.
Los medios hablaban de mi desaparición luego de las fotos de Francia y eso me causaba gracia. Por una vez los había engañado y alejado... ahora, desde el otro lado del mundo, podía mirar todo desde otra perspectiva.
Cuanto había cambiado mi vida desde la última vez que visitaba mi país. Ahora tenía novio, una fama indeseada y además, un nuevo look.
.............................
Mientras esperaba a a que mamá llegara estaba que me comía las uñas. Había ido a revisar las últimas cosas de los vuelos y las escalas que tendría para llegar a Alemania y no dejaba de moverse, me tenía de los nervios.
-Mamá siéntate un minuto- rogué apenas la vi.
-Pero es que no puedo... tengo que ver que esté bien todo o si no...
-Ya sé, ya sé... pero cálmate, todo saldrá bien, ya verás...
Mi hermanito rondaba por el lugar. Ya estaba mucho más sano y fuerte... nuevamente le había vuelto la vida que casi se nos escapa. Me alegraba mucho verlo así pero sin embargo seguía dolida por el hecho de estar tan lejos de todo... pero ya pasaría.
-Mamá, me llaman...- anuncié cuando la azafata habló por el alto parlante- Te amo...
-Yo igual hija- su voz se quebró un poco al finalizar la frase pero lo cubrió con un abrazo. Siempre le dolían las partidas.
-Adiós- Besé a mamá por última vez, y a mi hermano, y luego salí con rumbo al avión... si volvía rompería a llorar también.
No tenía miedo ni pena por dejarlos pero tantas emociones juntas me estaban jugando una mala pasada y cualquier cosa rompería mi frasco de auto-control.
Apenas llegué al avión me puse el cinturón y unos lentes oscuros. Las lágrimas no tardaron en aparecer y mojar poco a poco mi rostro aunque nadie lo notó porque iba sola, o bueno al principio...
-Hola- una voz femenina interrumpió mi pequeño llanto- ¿estás bien?
¡Que pregunta más ridícula! Claro que no estaba bien del todo y sin embargo lo preguntaba... ¡DIOS MÍO!
-Si- mentí de todos modos- no es nada... no te preocupes...
-Pero es que... estás llorando...
-De verdad no es nada- me volví, aún sin levantar los lentes, hacia ella y de inmediato me quedé impresionada...
-Bueno, de todos modos puedes decirme si quieres... no le diré a nadie.
Desee golpearla en ese mismo instante. Esa frase estaba en el contexto del tipo de personas con las que me relacioné alguna vez en el canal Worm y estaba reviviendo todo... demasiado bien. "No le diré a nadie"... todo el mundo supo todo por culpa de...
-Ajám- solté en un bufido...- ¿No eres de (tu país), cierto?
-No, soy Mexicana pero...- vaciló unos segundos- estaba buscando algo acá...
-¿Algo?- inquirí casi demasiado interesada.
-Si... o más bien a alguien...
-¿Cómo te llamas?
-Karla, pero puedes decirme Kar... ¿y tú?
-Isadora- mentí- un placer...
Karla... Mexicana... y buscaba a alguien... por un momento la quise matar ahí mismo.
Flash Back
-Karla, te quería pedir un favor enorme- dijo dirigiéndose a la chica que estaba frente a mi- ella es nueva- me señaló- y necesita un par de muchos consejos para este nuevo mundo.
La chica se veía amigable, era más alta que yo y de pelo oscuro... no tanto como el mío pero más oscuro que el resto de los alemanes que nos rodeaban.
-¿No eres alemana?- pregunté cuando Oliver fue a comprar unos refrescos, ya estaba oscuro.
-No, soy Mexicana pero trabajo acá desde hace un tiempo- sonrió- estudié acá.Fin Flash Back
Era ella... la podría reconocer en cualquier lugar y es que tenía el rostro de cada uno de ellos marcado en mi mente... nunca podría olvidar su traición.
-¿A quién buscabas? Si se puede saber, claro...
-A una chica... una amiga con la que perdí contacto hace un tiempo y era de acá... supuse que había regresado pero... en la dirección que me dieron...- tosió nerviosa- perdón, que me dio... ahora no había nada.
-¿Cómo es...? quizás por una casualidad la vi...- Estaba segura que me buscaba a mi... no sabía que pretendía pero lo averiguaría.
-No muy alta, ni tampoco baja, tiene el pelo negro y largo... ojos oscuros...- rió- no tiene nada distintivo como para decirte... es de tez clara, pero veo que acá todos son así...
-¿Es como de mi porte?- interrogué con odio recubierto de simpatía.
-Supongo, solo te veo sentada...
-¿Y de pelo oscuro como el mío?- Deseaba que me descubriera, no sé por qué... quizás una parte de mi quería hablar cara a cara con ella... en ese lugar no podría escapar.
-Sí, pero más largo y sin esos mechones de color...
-Mira tu... que interesante- dije levantándome lo lentes- creo que tenemos cosas en común...
Karla estaba mirando hacia otro lado mientras yo hacía esto último. Apenas se dio la vuelta me quedó mirando unos segundos sorprendida... luego bajó la mirada.
-¿Lo notaste?- pregunté irónica- ¿Qué buscas?
No dijo nada por mucho tiempo. Pensé incluso que se quedaría en silencio el resto del viaje pero no fue así. Al parecer se armó de valor y volvió a hablar.
-No fue mi culpa- fue lo primero que dijo- yo no sabía que todo eso pasaría... incluso intenté advertirte pero...
-¿Pero te pagaron mucho?
-No- interrumpió de inmediato- déjame contarte todo...
-Ok... te escucho...
............................................
Narra Karla
Decidí contarle todo... cada detalle para que me creyera... ¡Dios, la tenía frente a mi de nuevo!
Flash back.
(tu nombre) ya había entrado al set, el programa salía al aire por primera vez y me enorgullecía del trabajo realizado.Con todo el desorden de este programa, no había alcanzado a almorzar así que decidí ir a buscar algo para comer mientras disfrutaba de este.
En la cafetería habían dos personas que no acostumbraba ver por el lugar, Teresa y Alan, el gerente. La conversación se veía muy fluida pero privada y debo admitir que la curiosidad me ganó, me escondí tras unos paneles oscuros y puse atención a esta.
-Te has ganado un gran aumento- pude oír la voz de aquel extraño hombre- eres una genio total.
-Gracias- la mujer se oía emocionada- en estos momentos está comenzando, mira la pantalla.- Supuse que señalaba la pantalla gigante que había en aquél lugar.
-Tenía futuro la chica- comentó el gerente, no entendí su frase- lástima que dure poco.
-Quiero ver su expresión al ver la sorpresa, esto valdrá oro.
-¿Ya llegaron esos chicos?- el hombre se oía ansioso.
-Hace unos minutos, están en los camarines... ellos no saben quien conduce y ella no sabe quienes son sus invitados, esto será una bomba- al culminar la frase ambos rompieron a reír y yo me fui corriendo de ese lugar.
No sé que planeaban ese par de personas pero no era bueno para (tu nombre) ni para los invitados, debía advertirle de algún modo que había gato encerrado... pero ¿cómo? Ni siquiera sabía cual era aquella gran bomba.
Corrí al estudio donde se estaba realizando el programa y vi como ya habían acabado las propagandas iniciales, estaban pasando videos.
Busqué a (tu nombre) por cielo, mar y tierra pero no estaba. Preguntaba a todas las personas que se cruzaban en mi camino y nadie sabía nada. Justo en ese momento se le ocurría desaparecer.
Fin Flash back.
.......................................
Narra (tu nombre)
¿Eso había pasado en serio? Me quedé en silencio un buen tiempo. No quise mirar a la chica que me acompañaba pues rompería a llorar... recordar esos momentos me ponían mal.
¿Cuán ingenua había sido?
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Hola c:
NO TENGO TIEMPO PARA NADA ._. Y ESO QUE TUVE FIN DE SEMANA LARGO ._.
Rayos, ahora debería estudiar pero.. ¡que va!
Bueno, aquí está el cap... super lleno de relleno jaja eso es tonto... pero... ah, no sé
Las quiero c: <3 sabían?? ajajajja
Que tengan linda semana... espero que llegue luego el fin de semana y algo de relajación <3
Adiós c:
PD: ODIO LAS CIENCIAS e_e
NO TENGO TIEMPO PARA NADA ._. Y ESO QUE TUVE FIN DE SEMANA LARGO ._.
Rayos, ahora debería estudiar pero.. ¡que va!
Bueno, aquí está el cap... super lleno de relleno jaja eso es tonto... pero... ah, no sé
Las quiero c: <3 sabían?? ajajajja
Que tengan linda semana... espero que llegue luego el fin de semana y algo de relajación <3
Adiós c:
PD: ODIO LAS CIENCIAS e_e
sábado, 29 de octubre de 2011
Capítulo 28: "Ahora todo es insoportable"
Me bajé los lentes rápidamente y seguí a Jean que ya había comenzado a correr. No tardamos más de un par de segundos en llegar a un nuevo lugar repleto de gente de toda raza y nacionalidad.
-Por ese lado están los boletos que buscas, quizás esté tu madre- indicó algo agitado.
-Gracias.
Comencé a caminar sin mirar hacia los lados pero podía sentir como me seguía mi acompañante. Mamá no se veía por ningún lado...
-Diablos, no la encuentro- solté molesta.
-¿Cómo es para ayudarte?
-Casi de mi estatura, solo un poco más alta y está con mi hermano pequeño...
Seguí mirando el lugar que me habían indicado pero no veía nada.
-¿No son los de allá?- comentó Jean luego de chasquear suavemente la lengua.
Seguí el rumbo de su mirada y pude ver a mamá descansando sentada en una banca con Stefano en sus brazos. De inmediato caminé hacia ellos.
-¿(Tu nombre)?- preguntó algo confundida al verme- al fin llegas hija... el vuelo más próximo acaba de salir... tendremos que esperar el siguiente, a la tarde.
-Lo siento- realmente deseaba salir de ese lugar pronto y no podría- pero debía escapar...
-Comprendo hija, no te preocupes- miró a mi hermano un poco preocupada- ¿vamos a comer ahora?
-Claro- sonreí. Comencé a mirar por el alrededor y noté que Jean seguía conmigo... lo había olvidado por completo.- Mamá, él es Jean, me ayudó a llegar aquí- lo presenté rápidamente.
-Hola- saludó el chico en inglés repitiendo el gesto de saludo que había tenido conmigo hace un rato atrás.
-Jean, ¿conoces un lugar cercano para comer?- mamá interrogó de inmediato.
-Si, yo las acompaño- respondió entre risas.
Nos tapamos o bueno, me tapé lo suficiente y salimos de ese lugar. Aún podía ver a los periodistas rondando por ahí, preguntando a la gente.
Fuimos a un sitio bastante lindo, para estar tan cerca de un aeropuerto, e invitamos a Jean a comer con nosotros, al fin y al cabo, él no había llevado.
-Así que se irán por tu hermanito- comentó luego de haber escuchado la historia- aunque ya se ve mejor...
-En eso tienes razón- acepté mirando a Stefano, se veía mucho más sano- pero bueno, espero que se mejore pronto y que acabe el otoño para volver a Alemania.
Seguimos hablando de cosas sin mucha importancia por un buen rato. Mamá se veía algo abstraída, creo que estaba meditando las cosas o que se yo.
-(tu nombre)- me llamó en cierto momento- ¿No son ustedes los de esa foto?
¿Que rayos tenía el mundo conmigo? Miré la pantalla de televisión que había en aquél lugar y lamentablemente volví a encontrarme con mi rostro. ¡Que problema!
-Ya me quiero ir de aquí- murmuré molesta.
-Pero te reconocerán en tu país o donde sea... si tienen tu foto ahora ya no podrás esconderte...
-A ti igual te tienen- sonreí pero aquella mueca no duró mucho... si Tom veía la foto...
-Me cortaré el pelo.
-¿Cómo?- alguien interrogó pero no puse atención a quién era... la verdad es que eso era un pensamiento, no lo iba a decir en voz alta.
-Que... creo que la mejor idea es cortarme el pelo para que así no puedan reconocerme tan fácilmente. Lo más probable es que en (tu país) igual nos esperen y ya no quiero más de eso...
-Puede que tengas razón... pero que no sea mucho, hija.
Acabamos de comer en ese lugar y Jean nos ayudó a buscar una peluquería. Aún faltaban 3 horas para el próximo vuelo.
Todos me miraban atentos mientras yo decidía que corte pedir... la verdad es que nunca me había hecho problema con la peluquería y esas cosas... al fin y al cabo el pelo vuelve a crecer...
Indiqué un corte que llegaba a la altura del pecho, con algunos mechones de pelo teñidos de color rojizo. Lo más seguro es que nadie notase este último detalle pero que más da, me había entusiasmado la idea de cambiar.
El peluquero tardó bastante pero realmente valió la pena... casi no yo podía reconocerme realmente.
-Has quedado hermosa (tu nombre).
-Tu madre tiene toda la razón- afirmó Jean sonriendo galantemente.
Agradecí sus comentarios bastante sonrojada y luego volvimos al aeropuerto. Ya quedaba poco para el próximo vuelo y no deseaba ver más de ese país por el momento.
¿Qué habrá pensado Tom de todas las fotos? Tenía que hablar con él para aclarar algo si se había mal interpretado pero no sabía el código de llamados desde Francia a Alemania y mamá ya no me dejaba ir a otro lugar.
-El avión saldrá pronto- repetía cada vez que intentaba alejarme.
Me escapé un par de minutos pero solo para comprar un dulce, necesitaba algo que me relajara.
La llamada de la azafata para el vuelo que me servía sonó con claridad por el alto parlante y corrí al lado de mamá para que no se quejara.
-Subamos de inmediato- ordenó nerviosa.
Me despedí rápidamente de Jean, no sin agradecerle antes por todo, y subí corriendo a la siga de mamá por las escaleras del avión.
.....................................................
Narra Tom.
Odiaba los medios por eso. Siempre colaban fotos que uno no quisiera mostrar, o ver... Ahora estaba frente a la pantalla con un mar de confusión en la mente.
¿Qué diablos hacía (tu nombre) con un chico francés? No quería especular nada pero era inevitable no hacerse preguntas. Deseaba hablar con ella y que me aclarase todo pero... mierda, al parecer aún no se iba de Francia y no sabía como llamar allá. Con la confusión apenas podía pensar.
-Ya para de dar vueltas por la habitación hermano- Bill interrumpió mis cavilaciones- pareces un... león enjaulado- sonrió con malicia- más bien un gatito con miedo enjaulado.
-No seas idiota- reproché molesto- ¿has visto las noticias? ya no doy más de la impaciencia.
-Si vi pero... ¿no confías en ella acaso?
Si, si confiaba pero quería escuchar su propia versión de todo.
-Ya no te metas...
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Narra (tu nombre)
Al bajar del avión sentí nuevamente el aire de mi país, la primavera se hacía presente.
Mamá bajó sonriente las escaleras, emocionada, supuse, por volver al país que nos acompañó siempre. Realmente yo igual debería estar emocionada pero me lo impedía el solo hecho de no tenerlo a él conmigo... ¡estaba al otro lado del mundo!
-Vamos (tu nombre), sonríe que hemos vuelto a la patria... mira el lado positivo de todo- rogó mamá con esmero.
Ella no hacía nada de esto por voluntad propia, como tampoco yo, pero sin embargo intentaba animarme con su poder maternal.
Había un montón de periodistas por el lugar pero para mi suerte y asombro, nadie me descubrió. Eso era bueno, creo.
-Ahora que lo pienso- murmuré distraída- ni siquiera sé a donde vamos... ¿está cerca de nuestra antigua casa?
-Para nada- respondió sin darse vuelta a mirar, iba hablando con mi hermano- Has parar un taxi para que nos lleve.
Obedecí sus órdenes y no tardé mucho en hacer parar un vehículo. Venía semi-vacío.
-A los Departamentos del Oriente- indicó mamá sonriente, yo ni siquiera sabía donde estaba eso.
-¿Cómo?- el hombre se veía confundido.
-Mamá- murmuré- estás hablando en alemán...
-A los Departamentos del Oriente- repitió esta vez en español, sonrojada por su descuido.
El lugar en el cual viviríamos era bastante espacioso, para ser un departamento, y alejado totalmente de donde vivía antes.
Lo primero que hice al llegar fue llamar a mis antiguas amigas... pero para mi decepción ninguno de los teléfonos que tenía sirvió.
-¿No verás a Luci y Cami?
-No pude comunicarme con ellas...- dije derrotada-pero... ¡TOM!
Abrí mi notebook con rapidez y conecté el internet... para mi suerte estaba conectado el e-mail que habíamos creado para hablar este tiempo.
Antes de escribir mensaje alguno conecté las cámaras y pronto su rostro apareció por la pantalla.
-Te extraño- solté sin esperar a que sonriera.
-Yo igual hermosa- respondió sonriendo desde el otro lado de la pantalla- un momento... ¿Te has cortado el pelo?
-Si, debía hacerlo para que no me siguieran más los paparazzis... ¿Has visto todas las fotos que....
-Claro- su rostro se tensó un poco- ¿qué puedes decir de ellas?
-El chico es Jean, hijo de un oficinista del aeropuerto que me ayudó a encontrar a mamá porque...- le conté toda la historia sin dejar que comentara nada.
-Bueno, no importa, no me había molestado porque quería oír tu versión... y además... te ves hermosa...
Hablamos hasta tarde mientras mamá preparaba todo en casa. Stefano había llegado a reposar durmiendo.
Los días comenzaron a pasar, y las semanas también, con tanta lentitud y monotonía que en más de una ocasión desee salir corriendo de casa y comprar pasajes para volver a Alemania pero debía ser fuerte.
A menudo hablaba con los chicos o Simone por cámara, le habían enseñado para poder hablar en momentos que no estuviesen ellos (eso servía para enterarme de como iba la fiesta) y en otras ocasiones llamaban a papá y hablábamos todos juntos frente a la pantalla.
-Andreas ya se ha encargado de todo- indicó Simone en una conversación- la verdad es que ni siquiera sé que ha hecho... pero supongo que está bien.
-Me alegro- sonreí con nostalgia- desearía haber ayudado en algo...
-Pero, ¿vendrás, no?
-No lo sé... debo hablar con mamá y...
-De eso no te preocupes- me cortó- yo hablaré con ella... llámala.
Las dejé hablando un rato y mi querida vecina lo consiguió, iría al cumpleaños de los gemelos.
Ahora los días se me hacía más interminables. La recuperación de mi hermano era obvia pero eso no me dejaba conforme. Quería que llegase el día, quería volver a Alemania, aunque lo haría sola, y ver nuevamente a Tom.
-Ya faltan pocos días amor- repetía Simone a menudo- Tom quedará feliz con la sorpresa.
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ES SUPER ABURRIDO EL CAPÍTULO pero había que hacerlo para rellenar el espacio-tiempo de la historia... ustedes comprenderán, queridas, que no todo es acción acción jaja
Ahora... prometo subir antes del martes el siguiente, ahora la historia se pondrá sabrosa jeje
Estoy super aburrida D: no he hecho nada productivo en el día, ¡Dios!
Gracias por seguir leyendo esta historia que, aunque aún faltan más de 10 capítulos, tendrá un pronto fin C:
Las Adoro <3
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