sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 28: "Ahora todo es insoportable"


 Me bajé los lentes rápidamente y seguí a Jean que ya había comenzado a correr. No tardamos más de un par de segundos en llegar a un nuevo lugar repleto de gente de toda raza y nacionalidad.
-Por ese lado están los boletos que buscas, quizás esté tu madre- indicó algo agitado.
-Gracias.
 Comencé a caminar sin mirar hacia los lados pero podía sentir como me seguía mi acompañante. Mamá no se veía por ningún lado...
-Diablos, no la encuentro- solté molesta.
-¿Cómo es para ayudarte?
-Casi de mi estatura, solo un poco más alta y está con mi hermano pequeño...
 Seguí mirando el lugar que me habían indicado pero no veía nada.
-¿No son los de allá?- comentó Jean luego de chasquear suavemente la lengua.
 Seguí el rumbo de su mirada y pude ver a mamá descansando sentada en una banca con Stefano en sus brazos. De inmediato caminé hacia ellos.
-¿(Tu nombre)?- preguntó algo confundida al verme- al fin llegas hija... el vuelo más próximo acaba de salir... tendremos que esperar el siguiente, a la tarde.
-Lo siento- realmente deseaba salir de ese lugar pronto y no podría- pero debía escapar...
-Comprendo hija, no te preocupes- miró a mi hermano un poco preocupada- ¿vamos a comer ahora?
-Claro- sonreí. Comencé a mirar por el alrededor y noté que Jean seguía conmigo... lo había olvidado por completo.- Mamá, él es Jean, me ayudó a llegar aquí- lo presenté rápidamente.
-Hola- saludó el chico en inglés repitiendo el gesto de saludo que había tenido conmigo hace un rato atrás.
-Jean, ¿conoces un lugar cercano para comer?- mamá interrogó de inmediato.
-Si, yo las acompaño- respondió entre risas.
 Nos tapamos o bueno, me tapé lo suficiente y salimos de ese lugar. Aún podía ver a los periodistas rondando por ahí, preguntando a la gente.
 Fuimos a un sitio bastante lindo, para estar tan cerca de un aeropuerto, e invitamos a Jean a comer con nosotros, al fin y al cabo, él no había llevado.
-Así que se irán por tu hermanito- comentó luego de haber escuchado la historia- aunque ya se ve mejor...
-En eso tienes razón- acepté mirando a Stefano, se veía mucho más sano- pero bueno, espero que se mejore pronto y que acabe el otoño para volver a Alemania.
 Seguimos hablando de cosas sin mucha importancia por un buen rato. Mamá se veía algo abstraída, creo que estaba meditando las cosas o que se yo.
-(tu nombre)- me llamó en cierto momento- ¿No son ustedes los de esa foto?
 ¿Que rayos tenía el mundo conmigo? Miré la pantalla de televisión que había en aquél lugar y lamentablemente volví a encontrarme con mi rostro. ¡Que problema!
-Ya me quiero ir de aquí- murmuré molesta.
-Pero te reconocerán en tu país o donde sea... si tienen tu foto ahora ya no podrás esconderte...
-A ti igual te tienen- sonreí pero aquella mueca no duró mucho... si Tom veía la foto...
-Me cortaré el pelo.
-¿Cómo?- alguien interrogó pero no puse atención a quién era... la verdad es que eso era un pensamiento, no lo iba a decir en voz alta.
-Que... creo que la mejor idea es cortarme el pelo para que así no puedan reconocerme tan fácilmente. Lo más probable es que en (tu país) igual nos esperen y ya no quiero más de eso...
-Puede que tengas razón... pero que no sea mucho, hija.
 Acabamos de comer en ese lugar y Jean nos ayudó a buscar una peluquería. Aún faltaban 3 horas para el próximo vuelo.
 Todos me miraban atentos mientras yo decidía que corte pedir... la verdad es que nunca me había hecho problema con la peluquería y esas cosas... al fin y al cabo el pelo vuelve a crecer...
 Indiqué un corte que llegaba a la altura del pecho, con algunos mechones de pelo teñidos de color rojizo. Lo más seguro es que nadie notase este último detalle pero que más da, me había entusiasmado la idea de cambiar.
 El peluquero tardó bastante pero realmente valió la pena... casi no yo podía reconocerme realmente.
-Has quedado hermosa (tu nombre).
-Tu madre tiene toda la razón- afirmó Jean sonriendo galantemente.
 Agradecí sus comentarios bastante sonrojada y luego volvimos al aeropuerto. Ya quedaba poco para el próximo vuelo y no deseaba ver más de ese país por el momento.
 ¿Qué habrá pensado Tom de todas las fotos? Tenía que hablar con él para aclarar algo si se había mal interpretado pero no sabía el código de llamados desde Francia a Alemania y mamá ya no me dejaba ir a otro lugar.
-El avión saldrá pronto- repetía cada vez que intentaba alejarme.
 Me escapé un par de minutos pero solo para comprar un dulce, necesitaba algo que me relajara.
 La llamada de la azafata para el vuelo que me servía sonó con claridad por el alto parlante y corrí al lado de mamá para que no se quejara.
-Subamos de inmediato- ordenó nerviosa.
 Me despedí rápidamente de Jean, no sin agradecerle antes por todo, y subí corriendo a la siga de mamá por las escaleras del avión.
.....................................................

Narra Tom.
 Odiaba los medios por eso. Siempre colaban fotos que uno no quisiera mostrar, o ver... Ahora estaba frente a la pantalla con un mar de confusión en la mente.
 ¿Qué diablos hacía (tu nombre) con un chico francés? No quería especular nada pero era inevitable no hacerse preguntas. Deseaba hablar con ella y que me aclarase todo pero... mierda, al parecer aún no se iba de Francia y no sabía como llamar allá. Con la confusión apenas podía pensar.
-Ya para de dar vueltas por la habitación hermano- Bill interrumpió mis cavilaciones- pareces un... león enjaulado- sonrió con malicia- más bien un gatito con miedo enjaulado.
-No seas idiota- reproché molesto- ¿has visto las noticias? ya no doy más de la impaciencia.
-Si vi pero... ¿no confías en ella acaso?
 Si, si confiaba pero quería escuchar su propia versión de todo.
-Ya no te metas...

...................................................

Narra (tu nombre)
 Al bajar del avión sentí nuevamente el aire de mi país, la primavera se hacía presente.
 Mamá bajó sonriente las escaleras, emocionada, supuse, por volver al país que nos acompañó siempre. Realmente yo igual debería estar emocionada pero me lo impedía el solo hecho de no tenerlo a él conmigo... ¡estaba al otro lado del mundo!
-Vamos (tu nombre), sonríe que hemos vuelto a la patria... mira el lado positivo de todo- rogó mamá con esmero.
 Ella no hacía nada de esto por voluntad propia, como tampoco yo, pero sin embargo intentaba animarme con su poder maternal.
 Había un montón de periodistas por el lugar pero para mi suerte y asombro, nadie me descubrió. Eso era bueno, creo.
-Ahora que lo pienso- murmuré distraída- ni siquiera sé a donde vamos... ¿está cerca de nuestra antigua casa?
-Para nada- respondió sin darse vuelta a mirar, iba hablando con mi hermano- Has parar un taxi para que nos lleve.
 Obedecí sus órdenes y no tardé mucho en hacer parar un vehículo. Venía semi-vacío.
-A los Departamentos del Oriente- indicó mamá sonriente, yo ni siquiera sabía donde estaba eso.
-¿Cómo?- el hombre se veía confundido.
-Mamá- murmuré- estás hablando en alemán...
-A los Departamentos del Oriente- repitió esta vez en español, sonrojada por su descuido.
 El lugar en el cual viviríamos era bastante espacioso, para ser un departamento, y alejado totalmente de donde vivía antes.
 Lo primero que hice al llegar fue llamar a mis antiguas amigas... pero para mi decepción ninguno de los teléfonos que tenía sirvió.
-¿No verás a Luci y Cami?
-No pude comunicarme con ellas...- dije derrotada-pero... ¡TOM!
 Abrí mi notebook con rapidez y conecté el internet... para mi suerte estaba conectado el e-mail que habíamos creado para hablar este tiempo.
 Antes de escribir mensaje alguno conecté las cámaras y pronto su rostro apareció por la pantalla.
-Te extraño- solté sin esperar a que sonriera.
-Yo igual hermosa- respondió sonriendo desde el otro lado de la pantalla- un momento... ¿Te has cortado el pelo?
-Si, debía hacerlo para que no me siguieran más los paparazzis... ¿Has visto todas las fotos que....
-Claro- su rostro se tensó un poco- ¿qué puedes decir de ellas?
-El chico es Jean, hijo de un oficinista del aeropuerto que me ayudó a encontrar a mamá porque...- le conté toda la historia sin dejar que comentara nada.
-Bueno, no importa, no me había molestado porque quería oír tu versión... y además... te ves hermosa...
 Hablamos hasta tarde mientras mamá preparaba todo en casa. Stefano había llegado a reposar durmiendo.
 Los días comenzaron a pasar, y las semanas también, con tanta lentitud y monotonía que en más de una ocasión desee salir corriendo de casa y comprar pasajes para volver a Alemania pero debía ser fuerte.
 A menudo hablaba con los chicos o Simone por cámara, le habían enseñado para poder hablar en momentos que no estuviesen ellos (eso servía para enterarme de como iba la fiesta) y en otras ocasiones llamaban a papá y hablábamos todos juntos frente a la pantalla.
-Andreas ya se ha encargado de todo- indicó Simone en una conversación- la verdad es que ni siquiera sé que ha hecho... pero supongo que está bien.
-Me alegro- sonreí con nostalgia- desearía haber ayudado en algo...
-Pero, ¿vendrás, no?
-No lo sé... debo hablar con mamá y...
-De eso no te preocupes- me cortó- yo hablaré con ella... llámala.
 Las dejé hablando un rato y mi querida vecina lo consiguió, iría al cumpleaños de los gemelos.
 Ahora los días se me hacía más interminables. La recuperación de mi hermano era obvia pero eso no me dejaba conforme. Quería que llegase el día, quería volver a Alemania, aunque lo haría sola, y ver nuevamente a Tom.
-Ya faltan pocos días amor- repetía Simone a menudo- Tom quedará feliz con la sorpresa.

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ES SUPER ABURRIDO EL CAPÍTULO pero había que hacerlo para rellenar el espacio-tiempo de la historia... ustedes comprenderán, queridas, que no todo es acción acción jaja
 Ahora... prometo subir antes del martes el siguiente, ahora la historia se pondrá sabrosa jeje
Estoy super aburrida D: no he hecho nada productivo en el día, ¡Dios!
 Gracias por seguir leyendo esta historia que, aunque aún faltan más de 10 capítulos, tendrá un pronto fin C:
Las Adoro <3


domingo, 23 de octubre de 2011

Capítulo 27: "Olvido que no soy un fantasma"


 Los dos días que me quedaban en Alemania se hicieron nada. Solo aproveché el tiempo en despedirme de mis amigos más cercanos del instituto y pasar tiempo con los chicos, en especial con Tom. Intentamos hacer como si nada pasara.
-Que tengas lindo viaje- dijo Simone un poco apenada.
-Gracias- mamá estaba hablando con ella en esos momentos- ojalá podamos volver pronto.
-Ojalá que sí- otra vez mi vecina hablaba.
 Ya nos encontrábamos en el aeropuerto. El lugar estaba repleto de gente y todo el bullicio me tenía un poco ida.
-Pequeña- unos brazos fuertes me abrazaron- no sabes cuanto te extrañaré...
-Yo igual Bill- solté algo perdida. Tanto movimiento de personas me mareaba.
 Era otra vez aquél mini-infierno que se presentaba cuando me alejaba de Tom. Odiaba la sensación de soledad que me invadía con el solo hecho de pensar que no estaría a mi lado y ahí, en ese momento, el dolor me estaba ganando. Diablos, me iría.
-Ten a tu hermano un poco- rogó mamá mientras miraba con cara de dolor a mi padre. A ella igual le dolía dejarlos.
 Miré a Stefano y este me devolvió una mirada somnolienta. Los sedantes y medicamentos lo mantenían en un estado pacífico la mayor parte del día y eso no me gustaba, extrañaba su alegría, su desorden...
 No era su culpa, claro que no... e intenté un millón de veces convencerme de que no era así pero una parte de mí aún le guardaba cierto rencor a aquel pequeño niño.
-Pasajeros del vuelo 36 con destino a Francia, por favor abordar de inmediato, el avión saldrá en 10 minutos.
 La voz del alto-parlante me sacó del mis pensamientos y noté que ya era hora. No tomaríamos un vuelo directo a (tu país) porque no habían desde ese aeropuerto, pero desde Francia sí, esa sería nuestra escala.
-Tom- gemí por lo bajo sin atreverme a levantar la mirada.
-Dime- estaba tan cerca que de todos modo oyó.
-Supongo que... es hora- solté resignada- Adiós Tom...
 No quería verlo a la cara porque la poca fuerza de voluntad que me quedaba se esfumaría.
 Comencé a caminar sin levantar el rostro y apenas me despedí de todos, nuevamente porque ya lo habíamos hecho antes, sin mirar hacia atrás.
-¡Hey pequeña!- sentí su voz a mi espalda y tuve unas ganas increíbles de correr pero, sin poder llegar a realizar lo que deseaba, me congelé en el acto.
 Sabía que verlo no me haría bien, me costaría más todo luego de perderme en sus ojos aunque fuese por una fracción de segundo pero no tuve elección.
 Tomó mi rostro entre sus manos y me besó sin importar el montón de gente que nos rodeaba. Mi hermano dificultaba un poco la acción así que en menos de un segundo mamá ya me lo había quitado de los brazos.
 Otra vez volví a él. No quería dejarlo... mi mundo se veía tan perfecto desde su lado... eramos solo uno, eramos solo...
-Hija, ya vamos- mamá interrumpió todo.
 No quería, no quería dejarlo y podía ver en su mirada que a él tampoco le agradaba la idea.
 Nos despedimos con un último beso y susurró en mi oído un rápido "Te amo" que me mató. Le devolví la frase y salí corriendo al avión porque estaba a punto de llorar y no era lo que quería.
 Me refugié en el asiento y busqué con la mirada por la ventana su rostro pero no lo encontré, en el lugar donde él estaba hace unos segundos ahora había un montón de periodistas, chicas gritando y fotos... supongo que estaban de antes pero no los vi.
 Mamá no tardó en llegar a mi lado. Pude notar como me miraba con cierta preocupación al sentarse y en varias ocasiones intentó decir algo pero no llegó a nada.
 No pude pegar ojo desde Alemania a Francia. Siempre desee ir a este último país pero ahora no tenía nada de ánimo, quería volver a su lado.
-Cuando bajemos, primero iremos a comprar los pasajes para el próximo vuelo y luego a buscar un lugar para comer, ¿ok?
 Asentí sin ganas y me abroché el cinturón de seguridad tal y como lo indicaba la voz de la azafata por el alto-parlante. Estábamos a punto de aterrizar.
 Me arreglé un poco frente al espejo no sin antes verme demacrada... realmente no me reconocía.
 Intenté emocionarme al escuchar como todos a mi alrededor hablaban francés, al fin y al cabo, siempre había soñado con ir allá.
-Parece que hay un famoso por aquí- comentó mamá en son de broma cuando íbamos bajando las escaleras.
 Desee con toda mi alma que ese famoso fuese él... pero era consciente de que no sería así.
-Eso creo- respondí desganada y seguí con mi camino.
 Intenté mirar entre la gente que se agolpaba a la baja de las escaleras, un indicio de quién era aquella persona pero no había nada... solo periodistas y chicas gritando.
-Creo que es un famoso invisible- murmuré solo para mamá, mi hermano dormía.
 Llegamos al último escalón y divisé la salida del lugar... pasados unos segundos ya no vi nada.
-¿Por qué has decidido venir a Francia [tu nombre]? ¿Te has peleado con Tom?
-Si no es así, por lo que vimos en el aeropuerto hace unas horas atrás en Alemania... ¿Planeas ahora vivir acá? ¿Volverás luego a tu país?
 No podía creer lo que pasaba... por un momento olvidé que yo también era conocida por la prensa y me sentí libre... craso error.
-Vuelvo a (tu país)- repetí casi de forma automática y luego me arrepentí... simplemente no debía haber dicho nada pues comenzaron a llenarme de nuevas e irritantes preguntas.
 Mamá me tomó, entre la gente, de un brazo y ambas, con mi hermano claro, salimos corriendo por el lugar.
 Las personas que se cruzaban por mi camino eran como fantasmas, con la diferencia de que los sentía al chocar... pero en verdad no me dolía, solo deseaba salir de ahí.
 Corrí hasta que llegué a un lugar vacío y me senté en una silla a descansar. Luego caí en la cuenta de que no sabía donde estaba mamá.
-Siempre me pasa esto- murmuré derrotada- que asco...
-Pardon?- una voz masculina irrumpió mi momento de odio... no hablaba alemán ni español... parecía...-pouvez-vous parler français?- parecía francés y yo no entendía nada de eso...
 Levanté la mirada y me encontré con un joven algo mayor que yo que me miraba preocupado.
 Le dije entre gestos que no sabía hablar francés.
-Can you speak english?- pregunté para poder pedirle ayuda.
-Claro- respondió ahora en inglés con acento francés- ¿te has perdido?
-Algo por el estilo- respondí en el mismo idioma.
-Soy Jean, un gusto- se arrodilló hasta que quedó a mi altura y besó suavemente mi mano- y tu eres?
-(tu nombre)- me presenté algo alagada por el gesto.
-Bueno señorita (tu nombre), ¿en qué puedo ayudarla?- se veía tan galán aquél chico que no pude evitar ruborizarme.
-Busco la...- vacilé, en realidad no sabía que buscar- ¿dónde venden pasajes para (tu país)?
-No lo sé- respondió riendo- pero seguro que mi padre sabe... él trabaja aquí.
-¿Estoy en su oficina?
-Sí, pero no importa, él estaba afuera...
 Me dirigió hasta otra oficina y al entrar vi a un señor, que se veía bastante serio, mirándome fijamente.
 Preguntó algo que no comprendí y Jean respondió con fluidez y gracia, como amaba ese idioma. Luego entablaron una conversación para mi desconocida.
-Papá ya me dijo donde, yo te llevo- anunció luego de un rato.
 Sonreí a aquél hombre como gesto de agradecimiento e increíblemente él me devolvió el gesto... no me imaginaba su rostro sonriendo.
 Antes de salir del lugar cerrado, me cubrí con el gorro de mi cortavientos y me puse unas gafas oscuras... no quería volver a pasar por lo mismo de hace un rato.
-¿Te escondes de algo?- interrogó el chico pero no respondí nada. Al notar mi silencio volvió a hablar- ¿Eres una super estrella, una estafadora... o algo así?- su tono era medio broma, medio serio.
-Prefieres no saberlo- solté impaciente, quería encontrar a mi madre.
 Seguimos caminando por pasillos y lugares para mi desconocidos hasta que mi anfitrión se detuvo de repente.
-¿No eres tu la de la pantalla?- miré primero su rostro algo perturbado y luego seguí la dirección de su mirada... Claro que había acertado, era yo... pero no entendía de que trataba la noticia.
-Eh...- titubee sin responder- ¿qué dicen?
-La novia de Tom Kaulitz ha aterrizado en Francia, solo declaró que se iría a su país nuevamente ¿Tendrá problemas con su novio?- acabó de leer y me miró fijamente- ¿Quién eres?
-La verdad es que...- me levanté un poco los lentes para mirarlo bien- si soy yo... pero no le digas a nadie... solo quiero a mamá para irme luego...
-Eso sonó algo infantil- soltó jocoso.
-Quizás- me reí un poco y volví a acomodarme los lentes- pero es lo que quiero por ahora...
-¿Y dónde está?
-Es lo mismo que yo desearía saber...- dejé la frase abierta pues pensaba en decir algo más pero el brillo de una cámara me cortó... ¡Otra vez no!
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Hola C:
Tardé mucho? Yo creo que sí... y la verdad no iba a subir hoy porque debo estudiar... pero bueno, ya lo hice, escribí jajaja y no quedó de las mil maravillas pero es algo :P
Espero les guste esto... mi semana estará nuevamente colapsada... quiero que acabe el año ajaja
Las Adoro <3
Gracias por todo ^^

lunes, 17 de octubre de 2011

Capítulo 26: "No se puede cambiar."


 Suspiré ante la perspectiva de que él me viese así... pero lamentablemente lo estaba haciendo en ese mismo instante. Ahí seguía él, esperando una mirada, un gesto, algo de mi parte que denotara que era yo realmente.
-Supongo que, gracias- solté un poco molesta dentro de ese gran dolor.
 Ni siquiera giré a verlo, con tenerlo cerca era suficiente por el momento pero al parecer para él no era igual. No tardó más que unos segundos en tenerme entre sus brazos nuevamente.
-Quédate conmigo- susurró contra mis oídos- hermosa, no te vayas.
 Romí a llorar nuevamente. El enojo de hace un rato se había pasado, no importaba en lo más mínimo si debíamos alejarnos. Era tan vano como molestarse con el mar porque nos ha tirado un poco de agua, lanzando de vuelta un poco de arena para demostrar nuestro enojo. Inútil.
 Lloré entre sus brazos dejándome consolar. El día se iba con prisa y las horas a su lado se acortaban pero no me importaba en lo más mínimo, estábamos juntos.
-¿Vamos a casa?- pregunté cuando ya no me quedaban lágrimas, él solo asintió.
 Preferí entrar sola a casa. Mamá había venido a cambiarse ropa y papá se había quedado con Stefano mientras.
-¿Se te pasó la rabieta?- preguntó mamá cuando me vio atravesar la puerta.
-¿Ahora todo es una rabieta?- Mi voz sonaba ronca por todo el llanto e intenté aclararme la garganta un par de veces para seguir hablando pero mamá se adelantó.
-Sí, es una rabieta porque tu hermano es más importante que todo y te molestas por un simple viaje. Es por su vida- la última frase casi desploma completamente la coraza que estaba creando para defenderme pero pude mantenerme firme.
-Sé que es por su vida- repuse con la voz a punto de quebrarse nuevamente- pero fácilmente me podría quedar con mi padre acá en Alemania, tu te vas con Stefano y...
-¿Y cómo trabajo?- interrumpió mi progenitora bastante molesta- Con el dinero de tu padre no será suficiente para estar tan separados, además deberemos arrendar una casa porque la nuestra fue vendida. Tú te quedarás con tu hermano y yo trabajaré.
 Esa no era una propuesta ni una pregunta, era una orden.
-¿Cuándo nos vamos?- solté resignada pero con la esperanza de poder celebrar por lo menos el cumpleaños de los gemelos en Alemania.
-En dos días.
 Peor que sentencia de muerte. Tres palabras que destruían todo anhelo de planes futuros.
-¿No se puede mejorar aquí?- pregunté como último recurso de esperanza y defensa.
-Si fuese un adulto o un chico un poco más grande, sí, pero como es muy pequeño tendría que estar tomando muchos medicamentos, con inhalador y todas esas cosas... que a la larga [los medicamentos más que todo] le terminarán causando un daño en el estómago y saldrá todo más difícil porque el otoño recién comienza acá.
 La explicación era lógica y entendible, tanto así que me dio rabia contra mi misma por estar en contra.
 Decidí no discutir más el asunto y me fui a mi habitación. Mamá me llamó un par de veces avisando que saldría pero no respondí. Finalmente solo salió dando un portazo algo fuerte.
 Volvería  a (tu país) en dos días cuando ya no tenía nada que me uniese a este, hasta el contacto con mis amigas había perdido unos meses atrás...
 Quedarme encerrada no sería una buena idea, así que fui a visitar a mi vecina. Los chicos saldrían, o eso me dijo Tom, así que estaba relativamente sola.
-Hola cariño- me dio un gran abrazo apenas abrió la puerta. Mis ojos estaban al borde de las lágrimas pero aguanté, ya no quería más.
-Simone, ya no podré estar en cumpleaños de los chicos- anuncié- me voy en dos días...
-¿Tan pronto?- se veía tan afectada como yo por todo- ¿Ellos lo saben?
-No, aún no... mamá me lo dijo hace un rato...
-Entonces- dijo acercándose para tomar mi brazo- todo lo prepararemos con Andreas...- suspiró- no será lo mismo querida...
Me quedé con Simone hasta que llegaron los chicos. Mamá llamó para avisar que no volverían a casa esa noche... se quedarían con Stefano.
 Me sentía muy mal por detestar a mi hermano por una simple enfermedad que el nisiquiera deseaba... me daba algo de vergüenza ir a visitarlo.
-Voy a casa- anuncié luego de cenar en casa de mis vecinos.
-Pero tus padres no están linda- Simone tomó la palabra de inmediato- y esa casa es enorme...
-Es igual a la tuya- refuté- en estructura y...
-Te quedas acá y punto, no hay discusión- Interrumpió sonriente Tom.
 No había discusión, cuando en esa casa se proponían algo ni con abogados podías contradecirlos.
 Todos, excepto los gemelos y yo, se fueron a acostar pasada la media noche, nosotros nos quedamos hablando de cosas vanales para pasar el tiempo... aquel valioso tiempo.
-Ok, creo que ya estoy sobrando- inesperadamente el menor de los chicos se puso algo nervioso.
-Así es- soltó por lo bajo Tom riendo.
-Bueno, me voy- Bill se levantó rápidamente- que tengan buenas noches...
 Como impulsado por una fuerza mayor, Bill se fue corriendo escaleras arriba y desapareció pasados unos minutos. Mi novio sonrió coquetamente cuando nos vio solos. Hace bastante ya lo notaba algo exasperado. seguramente el pobre de Bill igual lo notó.
-No puedo creer que te vayas a ir- comentó levantandose de su puesto y sentándose a mi lado- no lo quiero creer...
-A mi tampoco me agrada la idea- respuse sin mirarlo a la cara, no era hora de sentimentalismos- pero así es la vida.
-Pues entonces, si te vas, ¿qué hacemos aquí perdiendo el tiempo con tanta habladuría?
 Recién acabada la frase, se irguió sobre mi y con un suave movimiento me tomó de la cintura y comenzó a guiarme hacia no sé donde...
-¿No crees que hace un poco de frío como para ir afuera?- pregunté algo confusa al ver el rumbo que tomábamos.
-No digas nada, tonta- depositó un beso en mi boca para que callase. Sí que me controlaba fácilmente.
 Me tapó los ojos con la pañoleta que llevaba puesta y aprovechó mi ceguera temporal para quitarme el bolso. No entendí que se proponía.
-No te quites la venda- advirtió empujándome con una mano.
 Caminamos un montón, para mi parecía que dábamos solo vueltas en círculos, y llegamos finalmente a una casa... o eso parecía porque escuché como abrió una puerta y pronto el frío aire otoñal se esfumó.
-Solo sígueme...
 Subimos una escalera completa, siempre apoyada por su mano en mi cintura, hasta que giramos entrando a una habitación.
 Me recostó sobre la cama, que me pareció muy cómoda, y él se irguió sobre mí.
-Ahora sí- anunció sacándome la pañoleta de los ojos- ahora estamos bien...
 No me dejó ni siquiera explorar donde estábamos porque rápidamente se apoderó de mi boca y comenzó a llevarme a ese mundo el cual solo él y yo habitábamos...
 Estuvimos así por un largo tiempo, acompañados de húmedos besos y suaves caricias en aquél romántico lugar...
-¿Dónde estamos?- pregunté intentando recorrer el lugar con la mirada cuando él me soltó para respirar mejor.
 Advertí como una sonrisa maliciosa se formaba en su rostro cuando reconocí el lugar.
-Idiota... ¿es mi casa?- pregunté entre risas al reconocer mi habitación.
-Claro- dijo divertido- ¿dónde crees que te llevaría?
-¿Y para qué las vueltas por el patio?
-Para poder tranquilizarme- admitió ocultando su rostro en el hueco de mi cuello- o si no te hubiese hecho mía ahí fuera sin importar nada...- vaciló unos segundos en los cuales yo me ruboricé- te necesito...
 ¿Qué clase de declaración era esa? Sentí como en mi cuerpo comenzaron a elevarse los niveles de adrenalina y rápidamente busqué su mirada, su perfecta y cálida mirada.
-¿Y entonces qué esperas?- pregunté en un susurro bajito acercándome lentamente hasta su boca, era un hecho... yo lo necesitaba igual.
 Había una gran verdad que nadie podía poner en duda: lo amaba como nunca había amado a nadie.
 La noche se deshizo en un montón de suspiros y llamados de amor. El éxtasis esperado desde siempre se hizo presente en un corto lapso de tiempo que en verdad no importaba. No importaba si eran minutos, segundos u horas... el momento solo era especial por el hecho de estar a su lado.
 Envuelta entre sus brazos me dormí en algún momento, el único sonido que rompía el perfecto silencio de la noche era el de nuestras respiraciones acompasadas.
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Hallo!
 Supongo que es normal que nos sintamos de vez en cuando una miseria... también supongo que es normal que nos agotemos de todo y deseemos con muchas ganas que lleguen las vacaciones y un merecido descanso... todos sentimos eso... ¡PERO COMO DESEO QUE ACABE LUEGO!
 Estoy agobiada con tareas, pruebas, trabajos... y solo quiero salir de todo... esto es caótico... pero no importa... siempre me ha relajado escribir... para algo lo hago :]
Espero que disfruten con esto de hoy... y también espero poder seguir pronto :S
Gracias por seguir leyendo :]
Son lo mejor... las adoro chicas ^^

jueves, 13 de octubre de 2011

Capítulo 25: "Maldito aire que respiras"


-¿Sabes qué hay el próximo mes?- Interrogó aquella mujer para irme contextualizando con el tema.
-Eh... en algunos países de América del sur, es primavera- respondí algo divertida para no parecer tan idiota.
-¿Pero alguna fecha importante?- pregunto nuevamente, impaciente.
 Intenté hacer memoria... Septiembre, no era el aniversario de mis padres, no era el cumpleaños de estos, ni el de Simone, ni el de... un momento...
-¿Cuándo están de cumpleaños tus hijos?
-El 1 de Septiembre- su cara de "eres un poco lenta" era muy divertida.
-Ok, no lo sabía- asumí algo avergonzada- ¿qué haremos?
-Una fiesta sorpresa no- cortó de inmediato la idea que se formaba en mi mente- demasiado obvio para ellos, además no son de muchos amigos...
 No fiesta sorpresa. Ahí acababa mi imaginación... Desee poder entrar en sus mentes para saber que querían pero no podía. ¿Qué podía gustarle a Tom si lo tenía todo?
-No lo sé Simone- me sentía derrotada por lo poco imaginativa.
-Yo tampoco, pero podemos organizar algo pequeño aquí en casa y yo sé quien nos puede ayudar... pero no tengo su número...
-¿Quién?
-Andreas, su mejor amigo... ¿nunca lo has visto?- se veía confundida.
-Al parecer, no... pero buscaré su número en el celular de Tom.
 Dejamos el tema de lado ante la imposibilidad de seguir creando algo sin la ayuda de aquél chico y me preguntó por el día. Evidentemente no había sido perfecto.
 No tuvimos mucho tiempo más a solas porque al rato llegaron sus hijos con mucha energía. Bill se veía radiante.
-Mamá, me cortaré el pelo- anunció con una sonrisa inmensa el menor de los chicos.
-¿Ahora que te harás?- preguntó divertida Simone, supongo que ya estaría acostumbrada a sus cambios.
 No puse mucha atención a la respuesta de Bill pero dijo algo de pelo corto... yo estaba divertida mirando como Tom se admiraba ante el espejo y arreglaba sus trenzas.
-¿Vamos arriba?- dijo llamando mi atención con la mano pues estaba como idiotizada mirándolo.
-Claro...
 Subimos de la mano hasta su habitación y ahí nos encerramos. Bill y Simone solo se giraron a mirarnos cuando subíamos pero nadie dijo nada, se limitaron a eso.
 Ya arriba, Tom me sentó a su lado, en un sillón que tenía, y me rodeo con un brazo sin soltar palabra.
-¿Tom?- pregunté sin saber por qué.
-Dime...
 No tenía nada que decir, nada que hacer... hasta ahí solo me di cuenta que lo único que quería era escuchar  su voz, como me encantaba.
 Incliné mi rostro hacia el suyo y rocé levemente mis labios sobre los de éste. Que ganas de estar entre sus brazos como aquella noche, nuevamente. Lo necesitaba, necesitaba que llenara ese pequeño agujero que había en mi corazón por Stefano... ¡Stefano!
-Tom- le llamé ahora que estaba atrapando mis labios y mi raciocinio se escapaba- mi hermano está en el hospital... ¿me llevas allá?
-¿Está peor?- preguntó con verdadera preocupación.
-No sé, no sé... solo vamos...
 Bajamos a toda prisa y les dijimos a el resto de la familia en esa casa. Simone y Gordon, que acababa de llegar, se fueron en su auto hacia el lugar y los gemelos y yo en otro.
 No tardamos más de 15 minutos en el viaje pero me parecieron horas, eternas y dolorosas horas. Tom me tomó la mano y juntos salimos casi a trote del auto, entrando con el mismo ritmo al lugar.
-¿En qué piso está Stefano?- preguntó ansioso.
 Gran detalle, ni siquiera sabía en qué piso estaba y había llegado ahí. Mamá seguramente tenía el teléfono apagado pero de todas maneras marqué.
-Ok, no funciona- Asumí mi derrota algo abochornada por el hecho. Simone y el resto venían entrando ya al lugar.
-Pregunta a la recepcionista- sugirió de inmediato mi compañero.
 Y así se hizo. Luego de un par de interrogantes la chica accedió a decirme donde estaba MI hermano pero a cambio pidió un autógrafo de mi novio. No era tan joven pero de todos modos los conocía y coqueteo indiscriminadamente con él, me molestó pero preferí dejarlo pasar porque tenía otra preocupación.
 Apenas supe en que piso estaba dejé a la recepcionista hablando sola y le solté un rápido y desganado "Gracias" para no ser tan descortés como ella. No me caracterizaba por ser celosa... pero se pasaban.
-Espera- gritó Tom a mis espaldas- no nos dejes atrás.
-Ya me alcanzarán, al fin y al cabo tu le pusiste más atención a la chica- espeté sin darme vuelta a mirarlo y corrí escaleras arriba.
 Al llegar al cuarto piso, casi sin aire, busqué la habitación indicada y entré sin apenas golpear. Mis padres giraron al verme ahí, agitada, y mi hermanito dormía con una expresión de amargura que no me agradaba.
-¿Cómo está?- pregunté luego de saludarlos.
-Algo mejor, pero no se podrá recuperar...
 Uno de los dos soltó esas palabras. No puse atención si era una voz masculina o femenina, ¿qué acababa de decir, que mi hermanito no se recuperaría?
-¿Qué?- Logré soltar luego de unos segundos en que se me secó la garganta.
-Si seguimos en Alemania él no podrá recuperarse- explicó mamá comprendiendo el mal entendido- es alérgico a una sustancia libreada por los árboles en esta época.
-En especial en otoño... las hojas son las que producen esa esencia que tiene mal a Stefano- papá se veía dolido- No sé que hacer...- soltó casi para si mismo.
 Las palabras no querían ser comprendidas cabalmente por mi mente, me negaba a aceptarlo. Mi hermano se podía recuperar, sí, pero no aquí en Alemania... entonces... ¿qué haríamos? No había otro modo de vivir que no fuese acá... no quería llegar a formular aquella innombrable idea.
-Nos tendremos que ir- otra vez una voz se abrió paso en lo que quedaba de mi consciencia- Stefano no podrá seguir aguantando esto por mucho más.
 Seguí parada ahí, con la mirada perdida en algún punto del lecho en donde descansaba mi hermano. No podía formular ninguna frase o idea coherente tanto en mi mente como para el exterior. Solo tenía clara una cosa... me faltaba algo.
-Permiso- una voz femenina se hizo notar a mi espalda luego del rechinar suave de la puerta.
 Un montón de pisadas llenó el lugar de un ruido que no alcanzó a llegar completamente a mis oídos. Las paredes que nos rodeaban, impenetrablemente blancas, me parecieron de repente oscuras y profundas.
 Una conversación se desarrollaba a mi alrededor, seguida de algunas expresiones de exclamación o sorpresa y luego unos brazos me rodearon. Pude reconocer su olor.
-Dime que es mentira- aquella firme y grave voz me pareció esta vez, increíblemente indefensa y dolida- por favor, dilo.
 No entendía a qué se refería. Levanté la mirada hasta encontrarme con sus ojos y volví a dejarla en el lugar de antes, un rincón de la pieza. Más que no entender, no quería aceptar aquello que él me pedía negar.
-(Tu nombre), di algo- rogó con el mismo tono de antes.
-¿A qué te refieres?- Intenté salirme por la tangente para no tener que pronunciara aquello.
-Dime que no te irás de Alemania- sonó como si su voz no tuviese vida- por favor pequeña...
-No, no me iré de Alemania- mi voz se quebró a mitad de la frase y no soporté más. Salí corriendo del lugar. Antes de dejar todo de lado pude oír la voz de mamá reclamando algo pero no le puse atención.
 Odiaba a todo lo que me rodeaba. A los árboles que hace horas atrás me parecían hermosos, a las flores, al sol y las nubes... pero a quien más odiaba, increíblemente, no era un solo ser, eran todos... mi familia.
 Los odiaba con cada parte de mis ser porque querían alejarme de algo tan hermoso... de algo que recién se había establecido e iba mejorando a cada momento... odiaba al otoño por traerme esto e incluso una parte de mi corazón odió a ese ser superior que planeaba todo. Pero el frío del viento me golpeó la cara cuando, sin darme cuenta, llegué al exterior del edificio y volví a sentir paz. Mi corazón ya había expresado todo.
 Seguí corriendo por mero impulso, no tenía lugar fijo ni tampoco motivo. Correr no me alejaría de la realidad ni de el futuro pero me hacía sentir un poco mejor... por alguna extraña razón.
 "¿Qué pretendes?" Una voz imaginaria se abrió paso en mi mente "Si sigues así te perderás." Supuse que aquella voz era la conciencia pero poco me importaba en ese momento. Seguramente ya me había perdido y lo peor de todo es que no tenía dinero en el celular para pedir ayuda ni tampoco ganas de obtenerla, quería seguir sola.
 "Seguir sola y causar solo más problemas" refutó aquella voz. Sí, tenía razón... si seguía sola me perdería más aún y ya no sabía cuantas calles había corrido.
 Miré para todos lados intentando orientarme pero solo vislumbré calles y avenidas llenas de personas con problemas propios, seguramente no tan difíciles como los míos.
-Idiota- me dije a mi misma mientras me dejaba caer en una banca cercana- ahora si estás perdida...
 Miré desconsolada hacia el frente, intentando sacar de mi mente un mapa o algo que me ayudara a llegar al hospital o a cualquier lugar.
-¿Tu crees que yo dejaría que eso pasara?- Ahí estaba otra vez, no era necesario ni siquiera preguntarse quién podría ser.
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 Hola!
Ahh! No se imaginan como ha sido esta semana... tan... corta  y rara... solo tuve clases 3 días y casi no asistí a ellas por ensayar un baile presentado hoy y... uf... me agoté, seguramente quedé muy atrasada con la materia del colegio... pero lo pasé bien :] Eso importa...
Gracias por esperar un siglo si es que fuese necesario :D
Las Adoro chicas ^^
Gracias por toooooooodo :]

viernes, 7 de octubre de 2011

Capítulo 24: "No todo es tan fácil"


 Efectivamente, como Tom había anunciado, a penas era medio día y ya me habían dado de "alta". Debía seguir en reposo pero en mi casa.
 Los periodistas hicieron un par de muchas preguntas al salir pero solo me limité a decir "Estoy bien, gracias", ni siquiera sé que dijeron.
 Cuando llegué a casa me encontré con una escena que no me gustó mucho. Mi hermano estaba en cama, con fiebre y su tierna carita decaída. Verlo así me partió el alma.
 La semana pasó rápido y mi dolor también, ya el fin de semana no sentía casi nada. Pero no era igual la situación de mi hermano. Cada día empeoraba más y no podíamos hacer nada. El lunes, es decir, mañana, tendrían los resultados de sus exámenes, pues al principio pensamos que era un resfriado o algo por el estilo pero al parecer no era nada de eso...
-¿Puedo volver al instituto?- pregunté algo desanimada aquella noche a mamá. Extrañaba ver a mis compañeros y además la situación de mi hermanito no me tenía de los mejores ánimos.
-Intenta, mañana intenta reintegrarte. Si la situación se sale de control te vienes- advirtió severa- Mañana iré a ver lo exámenes de tu hermano y te paso a buscar, ¿bueno?
 Asentí lentamente antes de retirarme a mi habitación. Estos días me habían venido a visitar los chicos a diario, y mis amigas también. Tom era el que más tiempo pasaba a mi lado y no sabía cuanto se lo agradecía.
-Si hay algo mal mañana, paparazzis o algo- comentó mi novio por celular- me llamas y te voy a buscar con un escuadrón de guardias.
 Reí al imaginar la situación. Quizás mañana todo cambiara y mi vida volvería a ser lo de antes, una vida normal.
-Sí, claro- murmuré para mi misma ante ese pensamiento- en un mundo paralelo todo será normal como antes.
 Para mi suerte ya había colgado el celular o si no Tom habría escuchado eso último.
 Dormí con un poco de dolor en el alma. No me acostumbraba a la nueva vida y no era tan fácil como yo creía, debía ser fuerte
 Cuando desperté el sol se ocultaba tras un par de nubes. El otoño se hacía presente con fuerza y el tiempo ya comenzaba a estar más helado.
 El aire se colaba por entre las ramas semi-desnudas de los árboles dejando un leve susurro sin sentido.
-Nos vemos más tarde- se despidió mamá cargando a mi hermano- que te vaya bien.
-Gracias- respondí depositando un beso en la mejilla de mi madre y miles en la de mi hermanito que aún seguía cálida por aquella detestable fiebre.
 Tom se había ofrecido a llevarme al colegio en su auto. Tenía vidrios polarizados por lo que nos sería más fácil pasar desapercibidos.
-Hola hermosa- saludó cuando toqué su puerta, o la de su madre- ¿estás lista?
-Claro- respondí envolviéndolo en un fuerte abrazo- gracias por esto.
 Tom iba a decir algo pero la voz de su madre nos interrumpió.
-Cariño- Simone movió un poco a su hijo para acercarse a mí- espero que te vaya muy bien hoy- sostuvo sus manos con las mías un par de segundos y luego las dejó caer- más tarde hablaremos, ¿sí?- susurró ahora más bajo- cosas de chicas.
 Se despidió con un guiño cómplice y con Tom emprendimos camino.
 El instituto me pareció lejano al estar estacionada afuera. Todo se veía tan normal que me daba un poco de miedo... Los chicos amontonados en la entrada, el inspector apurando a algunos para entrar... y yo, ahí tan solo a unos metros, atemorizada.
-Vamos, no es tu primer día de colegio- comentó mi acompañante ante la evidente cara de terror que tenía.
-Parece que si lo fuera- respondí bajito.
-¿Te acompaño a la entrada?
 Lo miré con cara de "WTF?" y luego de darle un rápido beso me bajé antes de que se le ocurriera otra idea desquiciada y me llegase a convencer. Debía proteger un poco la intimidad que me quedaba.
 Cubierta con una capucha y un gorro caminé cabizbaja hasta la entrada del colegio. Pude sentir como las llantas del auto aceleraban a mis espaldas y me sentí sola, él se había ido.
 Como si no fuese obvio me ocurrió lo mismo de siempre, alguien se interpuso en mi camino y choqué.
-Más atenta pequeña- sentí una voz bastante familiar a mi lado- un momento... tú...- vaciló- ¡(tu nombre)! ¡Has vuelto!
 Lo callé rápidamente con una mano y asentí contra su cuerpo. Era Logan, mi muy querido amigo.
-Sí, volví pero no tiene por qué enterarse todo el colegio- sisee por lo bajo ante las evidentes miradas de todos quienes nos rodeaban.
-Lo siento- su voz ahora sonaba más baja- que emocionante tenerte de nuevo con nosotros...
 Entramos placticando al instituto sobre las trivialidades de los días que estuve en cama, no había sido mucho... el resto de lo que me había pasado antes era sabido por medio mundo.
 Cuando entré al salón todos se giraron a verme. Algunos comenzaron a susurrar cosas para mi desconocidas, otros se hicieron los desinteresados... pero Pía y Carmen se acercaron corriendo a mi lado, seguidas por un par de personas más que no eran importantes.
 Me comenzaron a interrogar sobre por qué había venido y cosas por el estilo. Me limité a responder lo justo porque habían más personas presentes, más tarde les contaría más detalle.
 El profesor me saludó algo sorprendido, como todos los que me veían, y procedió a dar su clase. Todo parecía bastante normal.
 En el recreo me llamó mamá y dijo que no podría venir a buscarme pues habían internado a mi hermano para estabilizarlo un poco más. No me dio más detalles por lo que quedé bastante preocupada.
 Intenté distraerme con cualquier cosa mientras las chicas habían ido a comprar algo para comer. Me senté lo más retirada que pude del jardín principal y comencé a mirar las nubes blancas y perfectas que adornaban el cielo.
 Visto desde aquél lugar, el cielo se parecía mucho al cielo que contemplaba a diario desde (tu país). Siempre me había dado paz ver esas nubes tan esponjosas, parecía que podía flotar sobre ellas y hundirme en su espesura para salvarme de todo lo que me asustaba.
 Eso parecía, pero eso no era lo que hacían. Como hubiese deseado volver a creer que eso en realidad pasaría.
 Mis amigas tardaban más de lo que yo deseaba y ya me estaba empezando a desesperar el hecho de estar tan sola y que todos se giraran a mirarme con susurros diciendo "Ella es la que..."
 Sí, en parte tenían razón. Yo era la que habían visto en televisión, la que era novia de un guitarrista, la que había caído en una tonta trampa... pero ellos no tenían por qué hablarlo tan indiscriminadamente en mi cara, era cansador.
 Que engañador aquél modelo idílico que tenemos todos de la vida del espectáculo. Medité mil veces si aceptar o no la oferta de Teresa y lo hice, medité mil veces si salir en escena y lo hice... medité si venir al colegio y lo hice... ¿y qué conseguí? Nada muy productivo.
-Es ella- oí un murmuro nuevamente- le a....
 Una chica hablando por teléfono se cruzó a unos metros de distancia, suficientes para no escuchar todo lo que decía. Me sentí paranoica por pensar que aquella chica se refería a mí, incluso imaginé que llamaba a un montón de periodistas y...
-Volvimos- sentí la voz de Carmen atravesando la barrera de mi mundo mental, salvándome justo antes de entrar en un colapso.
-Que bien- exclamé en un suspiro casi ahogado.
 La mañana transcurrió más normal de lo que yo creía y eso me gustó. En los recreos salí a hablar con Logan y las chicas y en el salón puse la mayor atención posible. Me costaba bastante pero lo lograba.
-¿Vas sola a casa?- interrogó Pía apenas tocaron para salir de clases.
-Sí, mamá no puede venir a buscarme...
-Te acompañaría- comentó con algo de culpabilidad mi amiga- pero tengo que salir con mamá...
-Yo igual lo haría- Carmen se hizo oír- pero mi hermano tiene una presentación en su colegio ahora y no puedo...
-No importa- dije, pero si importaba, me sentía sola- vayan a lo que tenían que ir, yo puedo arreglármelas sola...
 Me despedí rápidamente de todos y salí del lugar. Quería estar en mi casa nuevamente y pronto.
 Cuando iba llegando a la salida del recinto me encontré con una sorpresa. Una barrera... Ojalá hubiese sido  una barrera de cemento o ladrillos pero no, eran periodistas, muchos periodistas en la entrada del instituto.
 Me quedé congelada mirando la escena y justo en ese momento alguien gritó mi nombre. No era una voz conocida y provenía de esa barrera... era la chica que había pasado hablando por teléfono ante mí, no era paranoia.
 Maldije con todas mis ganas- mentalmente, claro- a todos lo que estaban ahí parados frente a mí. Los odié a todos y cada uno de ellos por estar en ese momento de mi vida, por interponerse en mi camino con aquella mirada de querer siempre más información.
-Diablos- susurré contra el suelo, molesta, y di media vuelta para correr a los baños, pasar por entre ellos no sería buena idea.
-Tom- dije angustiada cuando el teléfono dejó de sonar- ven a buscarme por favor... creo que ya adivinaron donde estoy...
-¿Estás segura?- preguntó igual de angustiado.
-Los acabo de ver... y ellos a mí...
-Espera unos minutos y estoy allá.
 Los minutos se me hicieron horas y para pasar el tiempo salí a caminar por el patio, alejada de los periodistas.
 Un montón de guardias se acercaron a mi lado y fui rodeada por ellos, para mi suerte y asombro, pasaron por la barra de periodistas sin que apenas me vieran.
 Me dirigieron hasta un lugar que no vi- porque me sobrepasaban en altura por bastante- e ingresé a un auto.
 Al sentarme en aquél vehículo lo sentí tan espacioso... luego de ir entre tantos hombres grandes y fuertes, eso era como un colchón de plumas.
-¿Estás bien?- la voz más ronca y hermosa del mundo repliqueó en mis oídos un millón de veces apenas acabada la frase... ahora ya no estaba sola.
-Eso creo- reí con ironía- pensar que eso del escuadrón de guardias me parecía un chiste...
 Él se unió a mis risas y nos reímos del mundo por un instante. Reírse calmaba el alma -escuché una vez- así que era lo mejor que podíamos hacer.
 Tom me fue a dejar a casa pero como no había nadie fui a la suya. Recién ahí recordé que Simone quería hablar conmigo.
-Yo tengo que ir a buscar a Bill al estudio de grabación- indicó desde la puerta de aquella casa- estabamos en eso cuando...
-Ve luego hijo- le apuró Simone- yo me quedo con ella.
 Le lancé un rápido beso y se marchó. Simone me miró con cara de que ya no podía más con el misterio y se largó a hablar...
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Hola!
Aquí habla la escritora más colapsada del mundo :c
He tenido una semana de los mil demonios D: pruebas, estar hasta tarde fuera de casa, tareas... fracasos... mejor ni recordarlo...
Pero he aquí el medio de desahogarme *-* Por eso me gusta escribir... y yo creo que por eso el capítulo salió largo...
Espero no aburrirlas D: Creo que ya no sirvo para nada... malditos cambios de ánimo D:
Ojalá me alegre pronto jaja
Las Adoro un montón <3
Gracias por todooooooo :]



sábado, 1 de octubre de 2011

Capítulo 23: "Y ahora que todo es real... "


 Mientras los chicos estaban en su mini-presentación, un joven de ese lugar se acercó a hablarme. Según él decía se llamaba Karl.
-¿Novia de Tom, eh?- comentó el chico cuando yo disfrutaba desde un rincón del estudio aquellas canciones.
-Si- respondí cortante, aparte de su nombre no sabía nada.
-Pues es una pena- comentó coqueto el chico sin apenas inmutarse- en cualquier caso ten mi tarjeta- indicó extendiendo un papel.
 Lo miré algo atónita por la propuesta y lo directo que había sido para todo. Desde el otro lado del estudio, Tom me miraba algo molesto.
 Tomé la tarjeta solo para ser algo cortés y luego me alejé del chico en dirección a los guardias pues ya estaban finalizando la segunda canción.
 Nos rodearon formando un semi-círculo, cuando ya todos estábamos juntos, y emprendimos camino al estacionamiento.
 Alrededor de estos iban un par de periodistas, bueno, más de un par de periodistas, haciendo preguntas. Eran de otros canales pero no les pusimos atención, habíamos dicho lo necesario.
 Por entre medio de toda esa gente y guardias, sentí una mano aferrarse a mi cintura. Era aquél contacto que tanto me enloquecía y que ahora, aunque no podía girar a mirarlo directamente por el poco espacio, me daba apoyo. Yo sabía quien era. Temí que hubiese leído los labios del chico que me habló en el estudio y se molestara, temí que no me dejase explicar o que me confundiese al hablar pero no podía hacer nada, ahí no podíamos ni siquiera tener contacto visual.
 El camino hasta la salida se me hizo eterno.
 Montamos el auto en el cual vinimos y, luego de varias maniobras para no chocar a los periodistas, salimos del lugar. Si bien el número de estos había disminuido, no quería decir que ya no existían ni existirían más, eso lo tenía claro.
-¿Quién era ese que se acercó mientras tocábamos?- inquirió apenas pudo mi querido Tom.
-No lo sé, Karl- respondí mirándolo seriamente.
-¿Y quién es Karl?- preguntó nuevamente.
-¡Que se yo! Solo me habló y dijo que se llamaba Karl...
-Pero...
-Ya calla Tom- su hermano tomó la palabra- en vez de estar besándose por la buena participación o... no sé, haciendo algo... están discutiendo por culpa de un Karl que ni siquiera conocemos...
-Tienes razón- comenté algo avergonzada- Muchas gracias por todo chicos- Gustav y Georg venían también en el auto, Gus adelante, con Bill, y nosotros tres atrás.
 Los chicos comenzaron a susurrar frases como "De nada" o "para eso estamos nosotros" pero no les puse mucha atención.
 Tom tenía los ojos fijos en los míos con una mirada que decía más que todas esas frases. Él me amaba tanto como yo a él, estaba tan segura de eso como de que mañana saldría de nuevo el sol.
 Lo besé como un mero impulso y todas esas frases de susurros, que hace unos segundos atrás atareaban mi mundo paralelo, se detuvieron
 Nos detuvimos solo cuando en un semáforo Bill frenó brusco intencionalmente.
-¿Quién me cambia de lugar?- vociferó Georg- Aquí no se puede estar en paz...
-Todo porque no estás con Caty- le acusé sonrojada.
-Mi linda Caty- comentó el chico de pelo lacio con voz de enamorado- mañana la invitaré a comer a tu casa- acabó indicando a Tom.
-¿A mi casa?
-Claro- continuó Geo- mañana todos iremos a almorzar a tu casa.
 Los gemelos aceptaron, luego de hacer un poco de show, y nos fuimos discutiendo de eso a casa.
 Cuando entramos a casa, sí, a mi casa, mis padres, Stefano y Simone estaban reunidos en la sala de estar hablando bajito.
-Hola- saludé algo tímida al entrar.
-Mi linda- Simone se acercó de inmediato  a darme un abrazo- te apoyaremos siempre.
-Siempre, siempre- repitió mi hermano desde nuestros pies.
 Mis padres llegaron rápidamente a mi lado y me envolvieron con un fuerte abrazo. Quise llorar pero había mucha gente... y ni siquiera tendría explicación mi llanto porque no estaba triste... solo quería llorar y ya.
-Voy arriba- indiqué mientras mi madre servía un refrigerio a los invitados- me cambiaré y bajo.
  Subí la escalera casi a saltos y al llegar al último escalón....

 El ruido de una máquina, que sonaba constantemente, me despertó un poco abrumada. Intenté recordar lo último que había hecho antes de llegar a ese lugar que no podía reconocer por la oscuridad.
 Todos me había abrazado y yo comencé a correr escaleras arribas. Luego el sonido de los gritos de varias personas, que no identifiqué por separado, una punzada en el lado izquierdo del abdomen y... nada más, silencio.
-Rayos- susurré incorporándome pero un montón de máquinas conectadas a mi cuerpo y la continuación de ese dolor en las costillas, me lo impidió.
 Intenté adaptarme a la oscuridad de la habitación y me costó bastante trabajo, pero lo logré.
 Unas cortinas oscuras, no sé de que color, y las paredes blancas eternamente vacías adornaban el lugar. Estimé que era de noche pues esa oscuridad no era intencional, podía ver el resplandor de la luna a través de esas cortinas, aunque muy tenue.
 Seguí indagando el lugar, poniendo esta vez más atención a los sonidos, y aparte de el ruido producido por las máquinas, sentí una respiración, había alguien más ahí.
 Miré desde donde estaba recostada y pude notar como alguien dormía profundamente con el rostro apoyado cerca de mi abdomen, en el lado contrario al que dolía.
-Tom- susurré con los ojos anegados en lágrimas al comprender todo- te amo...
 Miré su rostro escasamente iluminado por la luna que se filtraba por las cortinas y me di cuenta de su hermosura. Ahí estaba su rostro perfectamente creado, con la boca un poco entreabierta y las trenzas desmarañadas. Irreal.
 Ubiqué mi mano en las sombras y lentamente la llevé hasta su espalda, que era lo más cercano. Comencé a acariciarle suavemente y Tom comenzó a moverse un poco. Dejé la acción de inmediato.
 No quería despertarlo pero las ganas no pudieron conmigo. Pasé mi mano lentamente por sus labios, aún entreabiertos, y por el contorno de su rostro en general.
-(tu nombre)- susurró algo adormitado pestañeando reiteradas veces en la oscuridad- al fin despiertas hermosa... me alegro tanto que estés bien.
 Se acercó lentamente hacia mí, como un espectro, y frotó suavemente sus labios contra los míos. El aire se me escapó en el acto y desee aferrarlo a mi con fuerza pero una sonda clavada en mi mano me lo impidió y lancé un pequeño gemido de dolor al sentir la aguja.
-¿Estás bien?- preguntó preocupado.
-Nada que un beso no pueda calmar- solté pegando mis labios a los suyos nuevamente para comenzar un nuevo beso, sin dolores.
 Tom me contó que había caído desde el escalón superior de la escalera de mi casa y que luego había perdido la conciencia. Muy idiota de mi parte.
-Pero ahora estás bien y eso es lo que importa- susurró consolándome- llevas toda la tarde durmiendo, bueno, ya es de noche- miró el reloj de su mano- son las 3 a.m.
 Mi familia había estado toda la tarde en el hospital conmigo pero se habían ido ya que mi hermanito no se sentía bien. Simone había ido a su casa también con Bill y solo quedaba él, que no había aceptado alejarse.
-Mañana podrás irte, o eso dijo el doctor- comentó algo abrumado mi novio- y tienes una costilla rota, pero preferimos que estés en casa haciendo reposo porque...- vaciló- afuera hay periodistas, creo que no sirvió mucho lo del programa.
 Ahora todo el mundo conocía todo, sabía mi vida y cuan ligada estaba a la de él pero... aún no se conformaban. Al diablo con los medios.
-No me interesa- solté molesta- que los periodistas digan lo que quieran, que me llenen de preguntas cuando me recupere... estoy contigo y eso es lo que importa.
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Hola!
He sido ingrata por subir tan a lo lejos pero es que el tiempo no  me daba D: y ahora salió solo este pequeño cap... pero se me ocurrió una idea que... uh! >-<
ajajaja
Gracias por seguir leyendo y comentando como siempre <3
Son las mejores del mundo enteeeeeeeero! :D
Las Adoro <3
PD: Hoy cumplo 1 año desde que compré la entrada para el concierto en Chile :c Así se me escapa el tiempo... me parece que fue todo hace tan poco :c