lunes, 17 de octubre de 2011

Capítulo 26: "No se puede cambiar."


 Suspiré ante la perspectiva de que él me viese así... pero lamentablemente lo estaba haciendo en ese mismo instante. Ahí seguía él, esperando una mirada, un gesto, algo de mi parte que denotara que era yo realmente.
-Supongo que, gracias- solté un poco molesta dentro de ese gran dolor.
 Ni siquiera giré a verlo, con tenerlo cerca era suficiente por el momento pero al parecer para él no era igual. No tardó más que unos segundos en tenerme entre sus brazos nuevamente.
-Quédate conmigo- susurró contra mis oídos- hermosa, no te vayas.
 Romí a llorar nuevamente. El enojo de hace un rato se había pasado, no importaba en lo más mínimo si debíamos alejarnos. Era tan vano como molestarse con el mar porque nos ha tirado un poco de agua, lanzando de vuelta un poco de arena para demostrar nuestro enojo. Inútil.
 Lloré entre sus brazos dejándome consolar. El día se iba con prisa y las horas a su lado se acortaban pero no me importaba en lo más mínimo, estábamos juntos.
-¿Vamos a casa?- pregunté cuando ya no me quedaban lágrimas, él solo asintió.
 Preferí entrar sola a casa. Mamá había venido a cambiarse ropa y papá se había quedado con Stefano mientras.
-¿Se te pasó la rabieta?- preguntó mamá cuando me vio atravesar la puerta.
-¿Ahora todo es una rabieta?- Mi voz sonaba ronca por todo el llanto e intenté aclararme la garganta un par de veces para seguir hablando pero mamá se adelantó.
-Sí, es una rabieta porque tu hermano es más importante que todo y te molestas por un simple viaje. Es por su vida- la última frase casi desploma completamente la coraza que estaba creando para defenderme pero pude mantenerme firme.
-Sé que es por su vida- repuse con la voz a punto de quebrarse nuevamente- pero fácilmente me podría quedar con mi padre acá en Alemania, tu te vas con Stefano y...
-¿Y cómo trabajo?- interrumpió mi progenitora bastante molesta- Con el dinero de tu padre no será suficiente para estar tan separados, además deberemos arrendar una casa porque la nuestra fue vendida. Tú te quedarás con tu hermano y yo trabajaré.
 Esa no era una propuesta ni una pregunta, era una orden.
-¿Cuándo nos vamos?- solté resignada pero con la esperanza de poder celebrar por lo menos el cumpleaños de los gemelos en Alemania.
-En dos días.
 Peor que sentencia de muerte. Tres palabras que destruían todo anhelo de planes futuros.
-¿No se puede mejorar aquí?- pregunté como último recurso de esperanza y defensa.
-Si fuese un adulto o un chico un poco más grande, sí, pero como es muy pequeño tendría que estar tomando muchos medicamentos, con inhalador y todas esas cosas... que a la larga [los medicamentos más que todo] le terminarán causando un daño en el estómago y saldrá todo más difícil porque el otoño recién comienza acá.
 La explicación era lógica y entendible, tanto así que me dio rabia contra mi misma por estar en contra.
 Decidí no discutir más el asunto y me fui a mi habitación. Mamá me llamó un par de veces avisando que saldría pero no respondí. Finalmente solo salió dando un portazo algo fuerte.
 Volvería  a (tu país) en dos días cuando ya no tenía nada que me uniese a este, hasta el contacto con mis amigas había perdido unos meses atrás...
 Quedarme encerrada no sería una buena idea, así que fui a visitar a mi vecina. Los chicos saldrían, o eso me dijo Tom, así que estaba relativamente sola.
-Hola cariño- me dio un gran abrazo apenas abrió la puerta. Mis ojos estaban al borde de las lágrimas pero aguanté, ya no quería más.
-Simone, ya no podré estar en cumpleaños de los chicos- anuncié- me voy en dos días...
-¿Tan pronto?- se veía tan afectada como yo por todo- ¿Ellos lo saben?
-No, aún no... mamá me lo dijo hace un rato...
-Entonces- dijo acercándose para tomar mi brazo- todo lo prepararemos con Andreas...- suspiró- no será lo mismo querida...
Me quedé con Simone hasta que llegaron los chicos. Mamá llamó para avisar que no volverían a casa esa noche... se quedarían con Stefano.
 Me sentía muy mal por detestar a mi hermano por una simple enfermedad que el nisiquiera deseaba... me daba algo de vergüenza ir a visitarlo.
-Voy a casa- anuncié luego de cenar en casa de mis vecinos.
-Pero tus padres no están linda- Simone tomó la palabra de inmediato- y esa casa es enorme...
-Es igual a la tuya- refuté- en estructura y...
-Te quedas acá y punto, no hay discusión- Interrumpió sonriente Tom.
 No había discusión, cuando en esa casa se proponían algo ni con abogados podías contradecirlos.
 Todos, excepto los gemelos y yo, se fueron a acostar pasada la media noche, nosotros nos quedamos hablando de cosas vanales para pasar el tiempo... aquel valioso tiempo.
-Ok, creo que ya estoy sobrando- inesperadamente el menor de los chicos se puso algo nervioso.
-Así es- soltó por lo bajo Tom riendo.
-Bueno, me voy- Bill se levantó rápidamente- que tengan buenas noches...
 Como impulsado por una fuerza mayor, Bill se fue corriendo escaleras arriba y desapareció pasados unos minutos. Mi novio sonrió coquetamente cuando nos vio solos. Hace bastante ya lo notaba algo exasperado. seguramente el pobre de Bill igual lo notó.
-No puedo creer que te vayas a ir- comentó levantandose de su puesto y sentándose a mi lado- no lo quiero creer...
-A mi tampoco me agrada la idea- respuse sin mirarlo a la cara, no era hora de sentimentalismos- pero así es la vida.
-Pues entonces, si te vas, ¿qué hacemos aquí perdiendo el tiempo con tanta habladuría?
 Recién acabada la frase, se irguió sobre mi y con un suave movimiento me tomó de la cintura y comenzó a guiarme hacia no sé donde...
-¿No crees que hace un poco de frío como para ir afuera?- pregunté algo confusa al ver el rumbo que tomábamos.
-No digas nada, tonta- depositó un beso en mi boca para que callase. Sí que me controlaba fácilmente.
 Me tapó los ojos con la pañoleta que llevaba puesta y aprovechó mi ceguera temporal para quitarme el bolso. No entendí que se proponía.
-No te quites la venda- advirtió empujándome con una mano.
 Caminamos un montón, para mi parecía que dábamos solo vueltas en círculos, y llegamos finalmente a una casa... o eso parecía porque escuché como abrió una puerta y pronto el frío aire otoñal se esfumó.
-Solo sígueme...
 Subimos una escalera completa, siempre apoyada por su mano en mi cintura, hasta que giramos entrando a una habitación.
 Me recostó sobre la cama, que me pareció muy cómoda, y él se irguió sobre mí.
-Ahora sí- anunció sacándome la pañoleta de los ojos- ahora estamos bien...
 No me dejó ni siquiera explorar donde estábamos porque rápidamente se apoderó de mi boca y comenzó a llevarme a ese mundo el cual solo él y yo habitábamos...
 Estuvimos así por un largo tiempo, acompañados de húmedos besos y suaves caricias en aquél romántico lugar...
-¿Dónde estamos?- pregunté intentando recorrer el lugar con la mirada cuando él me soltó para respirar mejor.
 Advertí como una sonrisa maliciosa se formaba en su rostro cuando reconocí el lugar.
-Idiota... ¿es mi casa?- pregunté entre risas al reconocer mi habitación.
-Claro- dijo divertido- ¿dónde crees que te llevaría?
-¿Y para qué las vueltas por el patio?
-Para poder tranquilizarme- admitió ocultando su rostro en el hueco de mi cuello- o si no te hubiese hecho mía ahí fuera sin importar nada...- vaciló unos segundos en los cuales yo me ruboricé- te necesito...
 ¿Qué clase de declaración era esa? Sentí como en mi cuerpo comenzaron a elevarse los niveles de adrenalina y rápidamente busqué su mirada, su perfecta y cálida mirada.
-¿Y entonces qué esperas?- pregunté en un susurro bajito acercándome lentamente hasta su boca, era un hecho... yo lo necesitaba igual.
 Había una gran verdad que nadie podía poner en duda: lo amaba como nunca había amado a nadie.
 La noche se deshizo en un montón de suspiros y llamados de amor. El éxtasis esperado desde siempre se hizo presente en un corto lapso de tiempo que en verdad no importaba. No importaba si eran minutos, segundos u horas... el momento solo era especial por el hecho de estar a su lado.
 Envuelta entre sus brazos me dormí en algún momento, el único sonido que rompía el perfecto silencio de la noche era el de nuestras respiraciones acompasadas.
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Hallo!
 Supongo que es normal que nos sintamos de vez en cuando una miseria... también supongo que es normal que nos agotemos de todo y deseemos con muchas ganas que lleguen las vacaciones y un merecido descanso... todos sentimos eso... ¡PERO COMO DESEO QUE ACABE LUEGO!
 Estoy agobiada con tareas, pruebas, trabajos... y solo quiero salir de todo... esto es caótico... pero no importa... siempre me ha relajado escribir... para algo lo hago :]
Espero que disfruten con esto de hoy... y también espero poder seguir pronto :S
Gracias por seguir leyendo :]
Son lo mejor... las adoro chicas ^^

1 comentario:

  1. noo kiero q se vaya y se separen..,. no xfavor.. :/ pobre de stefanooo
    tom la llevo a su casa ahahaahhaha...
    y als vueltas... me encanto siguelaaaaa..
    sube pronto ..!!
    si a todos nos pasa q keremos q todo se valla y nos dejen respirar .... pero siguele dando fuerte en tus estudios--- xq seria mucho peor jalar cursooo complicaria mas---- subeeeeeee :) bye

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